Soja y el impacto del clima: recortan la proyección del 2025


Las condiciones climáticas adversas continúan afectando a la producción agrícola de la soja y otros cultivos argentina. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) anunció un nuevo recorte en la proyección de producción de soja, reduciendo la estimación a 48,6 millones de toneladas debido a las altas temperaturas y el déficit hídrico prolongado. Las regiones más afectadas son el Noreste Argentino (NEA) y, en menor medida, el Noroeste Argentino (NOA) y el Centro-Norte de Córdoba.

Según el informe de la BCBA, el estrés termo-hídrico ha impactado significativamente en la densidad de plantas y en el desarrollo de estructuras reproductivas, lo que redujo el potencial productivo en un 22%. Sin embargo, las lluvias registradas entre fines de febrero y principios de marzo en la zona núcleo de la región agrícola han brindado alivio. Estas precipitaciones beneficiaron a las sojas de primera y segunda, favoreciendo el llenado de grano y la formación de vainas respectivamente.

Aunque estas lluvias mejoraron las proyecciones de rendimiento en la región central, no han logrado compensar por completo la caída en el norte del país, lo que llevó a la BCBA a ajustar su estimación a la baja.

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Cosecha de maíz en marcha

Por su parte, la cosecha de maíz con destino a grano comercial ha tomado impulso tras la llegada de frentes de tormenta. Según el informe de la entidad, hasta el momento se ha recolectado el 13,6% del total nacional estimado, con un rendimiento promedio de 82,7 quintales por hectárea.

No obstante, la falta de lluvias en la zona norte del área agrícola ha generado una caída del 40% en los rendimientos esperados en comparación con las estimaciones previas. En otras regiones, como el centro y norte de Córdoba, el norte de Santa Fe y el sur del área agrícola, el déficit hídrico también ha provocado mermas en los rindes, aunque en menor medida, con pérdidas de entre un 6% y un 15%.

Las lluvias de febrero evitaron que la situación fuera aún más crítica. A su vez, la revisión al alza del área sembrada en la campaña anterior (2023/24), que ahora se estima en 8,4 millones de hectáreas, ha permitido elevar la producción de esa cosecha a 51,6 millones de toneladas. Para la campaña en curso (2024/25), la superficie sembrada se estima en 7,1 millones de hectáreas, manteniendo la proyección de producción en 49 millones de toneladas.

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Avance en la cosecha de girasol

Finalmente, la cosecha de girasol también ha avanzado considerablemente en las últimas semanas, especialmente en las regiones del sur del área agrícola, donde las condiciones climáticas mejoraron y permitieron acelerar la recolección.

El progreso intersemanal del 17,7% llevó el avance nacional al 39,3% del área apta. Sin embargo, esta cifra aún refleja un retraso del 19,9% en comparación con el ciclo anterior y del 29,6% respecto al promedio de los últimos cinco años.

A pesar de los problemas de vuelco y brotado ocasionados por las lluvias recientes, los rendimientos se mantienen elevados. El valor promedio nacional es de 23,8 quintales por hectárea, con un rango que oscila entre 8 y 36 quintales por hectárea. Con los lotes ya cosechados y la expectativa de mayor avance en las próximas semanas, la BCBA elevó su proyección de producción de girasol de 4,1 a 4,3 millones de toneladas. No obstante, la entidad advierte que podrían producirse nuevos ajustes conforme avancen las labores de cosecha.

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El escenario agrícola argentino sigue atravesando desafíos climáticos significativos, pero la mejora en las lluvias en algunas regiones brinda cierto optimismo. La producción de soja enfrenta una merma importante, mientras que la de maíz mantiene sus proyecciones gracias al incremento del área sembrada en la campaña anterior. En el caso del girasol, el avance de la cosecha y los buenos rendimientos obtenidos permiten mejorar las perspectivas.

El desarrollo del clima en las próximas semanas será clave para determinar el resultado final de la campaña, mientras los productores continúan adaptando sus estrategias para hacer frente a las condiciones cambiantes del sector agrícola.