Cayeron la soja y el maíz tras victoria de Donald Trump


La reciente victoria electoral de Donald Trump generó inquietud en los precios de la soja y el maíz que afectó a los mercados agrícolas globales, especialmente en el de futuros de granos en el CME Group de Chicago. Aunque el candidato republicano fue apoyado ampliamente por las comunidades agropecuarias de Estados Unidos, su triunfo provocó una baja en los precios de la soja y el maíz, impulsada por el temor de que su mandato signifique una reedición de la “guerra comercial” con China. Esta incertidumbre recuerda las tensiones económicas de su primera presidencia, cuando una serie de aranceles y represalias entre ambas potencias perjudicaron a los productores estadounidenses, reduciendo las exportaciones a China y afectando la estabilidad de precios de productos como la soja y el maíz.

Un contexto comercial con Donald Trump

Hoy, el escenario es aún más complejo que en la presidencia anterior de Trump, ya que la disputa comercial entre China y Occidente no se limita solo a EE.UU., sino que ahora incluye a Canadá y la Unión Europea. Este cambio amplía el impacto potencial de una nueva guerra arancelaria, afectando no solo a los precios de los productos agrícolas, sino también a la red de exportaciones global. En este marco, China diversificó sus compras, asegurando un flujo de suministros mediante acuerdos con Ucrania, Brasil y, en menor medida, Argentina.

Además, desde 2018, los aceites vegetales, especialmente el de soja, ganaron protagonismo en la industria de biocombustibles, lo cual podría influir en la estrategia de Trump de priorizar la producción interna de estos aceites. Esta medida podría impulsar los precios del aceite de soja estadounidense, fortaleciendo la demanda en la industria de biocombustibles, donde el biodiésel convencional y el hidrotratado incrementaron la necesidad de aceite de soja.

Efectos en la soja

La intensificación de la industria de biocombustibles en EE.UU. puede llevar a una mayor producción de aceite de soja, lo que, a su vez, incrementaría la oferta de harina de soja, un subproducto de la extracción de aceite. Trump podría buscar reducir la dependencia de China, reorientando esta producción hacia otros mercados, como Sudamérica, Europa y el sudeste asiático, donde la harina de soja estadounidense competiría directamente con las exportaciones de Argentina y Brasil. Para estos países sudamericanos, esto significaría una competencia adicional en mercados clave, poniendo presión sobre sus productores y posiblemente generando un efecto en los precios internacionales de la harina de soja.

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Además, si Trump adopta políticas para limitar la exportación de poroto de soja a China, una mayor cantidad de este grano podría destinarse a otros países, lo que afectaría las dinámicas comerciales en el continente asiático. China, por su parte, podría responder reforzando sus lazos comerciales con Brasil y Argentina, lo que consolidaría su posición como socios estratégicos en la exportación de poroto de soja.

El maíz

En cuanto al maíz, China ya comenzó a reducir sus compras de este cereal a EE.UU., en una aparente anticipación de la posibilidad de que Trump retome su política proteccionista. China diversificó sus proveedores, aumentando sus compras de maíz ucraniano y brasileño. Esto también impacta a los agricultores estadounidenses, quienes podrían ver cómo disminuye su mercado en China, uno de los principales importadores de maíz a nivel mundial.

Mientras tanto, México, que actualmente depende en gran medida del maíz estadounidense, podría verse afectado por posibles barreras arancelarias impuestas por Trump. Ante la posibilidad de restricciones comerciales, las autoridades mexicanas aceleraron sus importaciones de maíz de EE.UU. en previsión de posibles tensiones. Esta situación podría forzar a México a buscar alternativas de suministro en otros mercados, especialmente si el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo decide imponer represalias contra productos agroindustriales estadounidenses en respuesta a políticas restrictivas.

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Consecuencias y expectativas para el sector agrícola

La victoria de Trump y el temor a una reactivación de la guerra comercial con China generaron una reacción inmediata en los mercados de futuros, afectando las proyecciones de los precios de la soja y el maíz. Estos efectos iniciales reflejan la incertidumbre que enfrenta el sector agrícola, que se volvió cada vez más dependiente de las exportaciones a mercados clave, como China.

Las políticas de apoyo al biocombustible en EE.UU. también podrían afectar la disponibilidad de ciertos productos en el mercado mundial. Si la administración Trump prioriza el uso de aceites vegetales nacionales para la producción de biocombustibles, es probable que haya un aumento en la oferta de subproductos como la harina de soja, lo que intensificaría la competencia en el mercado internacional. Además, esta política podría crear oportunidades para otros países exportadores de aceites vegetales, como Brasil y Argentina, en mercados que busquen alternativas a los productos estadounidenses.

Por último, las relaciones comerciales con México podrían deteriorarse en caso de que se impongan aranceles u otras barreras al comercio bilateral. Dado que México es un importante destino para el maíz estadounidense, cualquier restricción podría llevar a México a diversificar sus fuentes de suministro, recurriendo a otros países como Argentina o Brasil.

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La posible reactivación de una guerra comercial entre EE.UU. y China bajo la administración de Trump podría generar un panorama desafiante para los productores agrícolas estadounidenses, que ya experimentaron los efectos de una política arancelaria restrictiva en el pasado. La caída en los precios de la soja y el maíz en Chicago refleja el nerviosismo del mercado frente a la perspectiva de nuevos conflictos comerciales. Aunque aún no se implementaron políticas concretas, el sector agropecuario mundial ya anticipa los efectos de un posible cambio en las dinámicas de exportación e importación de estos productos.

La política de Trump hacia China y sus prioridades en el uso de aceites vegetales nacionales podrían redefinir el comercio agrícola global, lo que plantea tanto desafíos como oportunidades para los principales exportadores de soja y maíz, incluyendo a Argentina y Brasil. En este contexto, la evolución de las relaciones comerciales internacionales y la capacidad de respuesta de los países afectados determinarán el impacto final de esta nueva etapa en el comercio agrícola global.