Siembra: cuánto representan los arrendamientos en el costo total
La agricultura argentina enfrenta un momento complejo tiempos de siembra, en medio de la incertidumbre económica y el aumento en el costo de los arrendamientos. Estos factores se ven reflejados en el Índice de Confianza del Productor Argentino “Ag Barometer Austral”, que elabora el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral. La encuesta muestra que un 61% de los productores no tiene planes de invertir en activos fijos durante el próximo año, reflejo de la falta de confianza y los altos costos que afectan al sector.
El estudio revela que para el 76% de los productores, los arrendamientos representan el 40% o más de sus costos totales, y para el 48% incluso alcanza el 50%. Estos costos, usualmente pactados en quintales de granos, inciden directamente en las finanzas de los productores, que se ven obligados a destinar gran parte de sus ingresos a cumplir con los pagos de arrendamiento, reduciendo así su capacidad de inversión en maquinaria, tecnología o mejoras en infraestructura.
Incertidumbre económica
El informe señala que, a pesar de una disminución en la inflación y cierta estabilidad cambiaria, la mayoría de los productores aún no considera que este sea un buen momento para realizar inversiones. Entre las principales razones se encuentran la incertidumbre macroeconómica (20%), la falta de financiamiento (20%), el alto costo del crédito (16%), y la falta de confianza en el futuro del sector (12%). Estos factores generan un ambiente desfavorable para las inversiones, afectando tanto la actividad económica del sector como las perspectivas de crecimiento en el mediano plazo.
El director de la encuesta, Carlos Steiger, destaca que, aunque disminuyeron las tasas de interés en el sistema bancario y se comenzaron a ofrecer créditos en dólares, la baja rentabilidad esperada para la campaña 2024/25, sumada a la falta de modificaciones en los derechos de exportación, desalientan las inversiones productivas. Para los productores, la falta de certeza sobre políticas a largo plazo y el impacto de factores externos como los precios internacionales hacen que la toma de decisiones sea más conservadora.
Escasa inversión en Activos Fijos
Dentro de la porción del 35% de productores que planea invertir, la mayoría optará por hacerlo de manera individual, y los principales rubros serán maquinaria grande (42%), hacienda vacuna (33%), compra de tierras (23%) y otras maquinarias (20%), especialmente sembradoras y pulverizadoras. La adquisición de tierras responde a que los precios actuales se encuentran relativamente bajos, lo que puede representar una oportunidad a futuro. Sin embargo, la gran mayoría sigue mostrando cautela y evita realizar inversiones significativas, lo cual limita la renovación y modernización de activos, una necesidad clave para mejorar la productividad y rentabilidad del sector.
Condiciones climáticas para la siembra
La incertidumbre climática añade otra capa de complejidad a la situación. Según el informe, el 55% de los productores está preocupado por posibles problemas climáticos importantes durante la campaña 2024/25, en la cual ya se enfrentaron condiciones menos favorables que en el ciclo anterior. Las demoras en las lluvias retrasaron la siembra de maíz temprano, un cultivo que actualmente presenta mejores perspectivas de rentabilidad en comparación con la soja. A pesar de las recientes precipitaciones de octubre, los productores temen por los rendimientos de los cultivos de trigo y maíz, clave en la estructura productiva del país.
Caída de la confianza en el sector
La confianza en el sector agropecuario muestra señales de desgaste. En septiembre de 2024, el Índice de Confianza del Productor Argentino experimentó una disminución del 5% respecto a la medición anterior, marcando el primer descenso desde noviembre de 2022. Este retroceso se debe principalmente a una caída del Índice de Expectativas Futuras, que disminuyó un 6%, mientras que el Índice de Situación Presente cayó solo un 1%. La baja en los precios futuros de la soja para la posición de mayo de 2025 es uno de los factores que contribuyen a este pesimismo, ya que la sobreoferta global de soja incrementó la relación stock-consumo, presionando a la baja los precios.
Además, en el contexto nacional, se espera un aumento en la superficie sembrada de soja en 2024/25, lo que desplaza al maíz como cultivo principal en algunas zonas, principalmente por los menores costos asociados. Sin embargo, este cambio en la estructura de cultivos podría repercutir negativamente en la rentabilidad del sector, ya que la soja tiene márgenes mucho más ajustados en comparación con el maíz. De no producirse factores climáticos adversos, la estimación para la producción total es de alrededor de 130 millones de toneladas, aunque se espera que los precios sean inferiores a los registrados en la campaña anterior.
La incertidumbre
En términos generales, el sector agropecuario argentino enfrenta una campaña desafiante en 2024/25. La situación económica, caracterizada por altos costos de arrendamiento, falta de financiamiento y baja rentabilidad esperada, desincentiva a los productores a realizar inversiones que serían clave para mejorar la competitividad del sector. La incertidumbre sobre políticas futuras y las condiciones climáticas adversas añaden una presión adicional, limitando la capacidad del campo argentino para aprovechar plenamente su potencial.
La situación actual exige soluciones estructurales que brinden mayor estabilidad al sector y promuevan un entorno más favorable para las inversiones. En un país donde el agro es un motor económico, estos desafíos deben ser atendidos para asegurar que el sector continúe siendo una fuente de empleo, ingresos y desarrollo para la economía argentina. La clave estará en generar un marco de confianza y estabilidad, que permita a los productores proyectarse en el largo plazo, fortaleciendo así su capacidad de resiliencia ante los vaivenes económicos y climáticos.