Salvador Di Stéfano: luz verde para la ganadería el futuro del campo en Argentina
En un contexto económico complejo, el economista Salvador Di Stefano ofrece un exhaustivo análisis de la situación actual del sector agropecuario argentino, subrayando en el campo los efectos de los derechos de exportación, las condiciones climáticas, la fluctuación de los precios de los granos y el aumento de los alquileres. A través de una metáfora de semáforos, Di Stefano ilustra las perspectivas de diferentes áreas dentro del sector: verde para la ganadería, amarilla para la agricultura y roja para las economías regionales.
Ganadería: “Luz verde” de Salvador Di Stéfano
La ganadería en Argentina se presenta con una “luz verde”, según Di Stefano, lo que refleja una situación favorable para los productores. La combinación de precios de granos relativamente bajos y la disponibilidad de créditos accesibles ha permitido que este sector goce de una perspectiva positiva. La demanda externa, especialmente desde mercados como China, sigue siendo un pilar fundamental para la rentabilidad de la ganadería argentina. A esto se le suman oportunidades de inversión en áreas clave como el bienestar animal, una tendencia creciente en la que el país puede seguir avanzando para fortalecer su competitividad en el mercado global.
La “luz verde” también señala la posibilidad de que los productores ganaderos mejoren sus márgenes de rentabilidad, si logran capitalizar estas ventajas. La disminución de costos de insumos, junto con el impulso de la demanda internacional, da señales de que el sector tiene espacio para crecer, especialmente si se alinean las políticas públicas para fortalecer su competitividad.
Agricultura: “Luz amarilla” frente a desafíos
Para la agricultura, el diagnóstico de Di Stefano es más cauteloso, otorgando una “luz amarilla”. A pesar de la importante relevancia del sector agrícola dentro de la economía argentina, las perspectivas no son tan alentadoras como en la ganadería. Los productores agrícolas enfrentan una serie de dificultades que reducen sus márgenes de rentabilidad.
Entre los principales obstáculos se encuentran los altos costos de producción, los elevados arrendamientos y la incertidumbre climática, que ha demostrado ser un factor decisivo en los últimos años. Además, las tensiones en los mercados internacionales, exacerbadas por la inestabilidad económica global, dificultan aún más la competitividad de los productores argentinos. Si bien los precios de los granos pueden variar, la sostenibilidad del modelo de producción agrícola requiere una planificación cuidadosa, especialmente en lo que respecta a la adaptación a cambios en los precios internacionales y las condiciones climáticas.
En este escenario, Di Stefano aconseja a los productores ser extremadamente cautelosos al tomar decisiones de inversión y comercialización. Las políticas públicas deberían centrarse en aliviar la presión sobre los márgenes de los productores agrícolas, a través de incentivos a la eficiencia y a la innovación, sin descuidar la necesidad de mantener una rentabilidad mínima para el sector.
Un llamado a la reflexión y a la acción
El análisis de Salvador Di Stefano deja claro que el sector agropecuario argentino atraviesa un momento decisivo. Si bien algunos sectores, como la ganadería, se encuentran en una etapa de crecimiento, la agricultura y las economías regionales enfrentan serias dificultades. Ante este panorama, Di Stefano hace un llamado a la reflexión sobre la necesidad de políticas públicas que no solo respondan a los desafíos del presente, sino que también generen las condiciones necesarias para aprovechar las oportunidades del futuro.
En este sentido, las políticas adaptativas y el fortalecimiento de la competitividad en todos los niveles del sector agropecuario serán claves para garantizar la sostenibilidad y el crecimiento del sector. De lo contrario, Argentina podría perder una oportunidad única de consolidar su liderazgo en los mercados internacionales.