Robo de 1.000 toneladas de soja en Rosario: lo detalles


La empresa ferroviaria Ferroexpreso Pampeano (FEPSA) denunció el robo de alrededor de 1.000 toneladas de soja, equivalentes a unos tres millones de dólares, en las inmediaciones de Rosario. El incidente ocurrió el sábado 26 de octubre y fue calificado como uno de los más graves en la modalidad de robo de granos de los últimos años.

Cómo ocurrió el robo

El tren involucrado era una formación de 68 vagones cargados con soja que se dirigía a la zona portuaria de Rosario. Según el relato del maquinista, la formación tuvo un “desperfecto” cuando se encontraba en la zona conocida como La Tablita, lo que obligó al tren a detenerse en medio de un barrio de la periferia rosarina.

De acuerdo con la investigación preliminar, los delincuentes cortaron las mangueras de los frenos neumáticos del tren, una maniobra que automáticamente obliga al tren a detenerse. Esto permitió a un grupo de personas forzar las boquillas de descarga de los vagones, vaciando la soja al suelo para cargarla en bolsas y llevársela.

El apoderado de FEPSA, Luis Carello, informó que el robo afectó por completo a 17 vagones y parcialmente a otros 10, totalizando 27 vagones dañados. La cifra estimada de soja robada alcanza las 1.000 toneladas, una pérdida millonaria para la empresa.

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Modus operandi y sospechas

El método utilizado en este robo no es nuevo en la zona y, según la empresa, representa un problema persistente para los operadores ferroviarios que trabajan en el transporte de carga hacia los puertos de Rosario. “El procedimiento es siempre el mismo: cortan las mangueras de freno, lo que obliga a detener el tren, y luego vacían los granos tirándolos al suelo”, explicó Carello. El vocero destacó que estos robos afectan la actividad normal de las empresas de carga, generan cuantiosas pérdidas y ponen en riesgo la seguridad tanto del personal ferroviario como de las personas involucradas en el acto delictivo.

Carello también señaló que, aunque quienes efectúan el robo suelen ser pobladores de la zona, el problema mayor reside en los compradores que financian y promueven estos robos. Los granos robados suelen ser comercializados en el mercado negro, dirigidos a criaderos de animales o utilizados en circuitos informales, como el de “granos negros” que se venden sin pasar por los canales legales.

“El problema no está en la gente que hace la carga del cereal desparramado, sino en los que promueven que esto suceda, comprando ese cereal robado para darle otro destino”, destacó el representante de FEPSA.

La modalidad de robo de granos: un problema persistente en Rosario

La sustracción de granos de trenes que pasan por barrios periféricos antes de llegar al puerto es una modalidad de robo habitual en Rosario. A pesar de los esfuerzos de las empresas ferroviarias por reforzar las medidas de seguridad, los delincuentes han encontrado maneras de burlar las protecciones y aprovechar la geografía y el recorrido de los trenes.

FEPSA no es la única empresa afectada por estos actos. Otros operadores ferroviarios que trabajan con el complejo portuario de Rosario han reportado pérdidas similares en el pasado. Las autoridades han intentado mitigar esta problemática mediante operativos de seguridad, pero el modus operandi y la organización detrás de estos robos han dificultado la resolución efectiva del conflicto.

Consecuencias económicas y sociales

Este tipo de robos no solo genera pérdidas millonarias para las empresas de carga, sino que también tiene implicancias a nivel económico y social. Las empresas, al perder grandes volúmenes de carga, enfrentan costos adicionales que impactan en sus balances y, en algunos casos, en sus decisiones operativas.

Además, esta actividad delictiva plantea riesgos de accidentes en los barrios por donde circulan los trenes. Los operadores ferroviarios se ven obligados a adaptar medidas preventivas que, a pesar de sus esfuerzos, no han podido detener el aumento de estos robos. Las autoridades locales y provinciales enfrentan el reto de encontrar soluciones que reduzcan los robos, mediante una combinación de vigilancia, reforzamiento de la seguridad y controles más exhaustivos en el mercado de compraventa de granos.

En busca de los responsables y los compradores ilegales

FEPSA, junto con otras empresas afectadas, apunta a que la solución a este problema depende en gran medida de identificar y frenar a los compradores ilegales de granos. Estos compradores representan el eslabón final en la cadena de este tipo de delitos y contribuyen a sostener la economía del mercado negro de granos.

A nivel judicial, las investigaciones intentan rastrear la ruta de la soja robada para identificar a quienes financian esta operación, buscando establecer conexiones entre los delitos y los compradores. Sin embargo, la naturaleza informal del mercado negro de granos y el uso de intermediarios dificulta el rastreo y la captura de los responsables.

La situación expone la vulnerabilidad del transporte de granos en Argentina y evidencia la necesidad de implementar medidas de seguridad más avanzadas y coordinadas entre el sector público y el privado para combatir el mercado ilegal de granos y prevenir robos en las rutas ferroviarias clave del país.