River se impuso en el Superclásico 2-1 ante Boca

En un Superclásico que, aunque no tenía un peso determinante en la tabla, sí cargaba con un fuerte valor anímico, River derrotó 2-1 a Boca en el estadio Monumental y se quedó con el primer gran duelo del año. A pesar de que ambos equipos ya habían asegurado su pase a los octavos de final del Torneo Apertura 2025, el encuentro sirvió como termómetro del presente futbolístico de ambos, y volvió a encender las dudas en torno a la gestión de Fernando Gago.
River a pie firme en el Monumental
Desde el inicio, quedó claro que el enfoque de los entrenadores sería determinante. Boca, que lideraba su zona y la Tabla Anual, optó por un planteo conservador, apostando a una línea de cinco defensores, condicionado por las bajas en el sector ofensivo. La estrategia, sin embargo, terminó volviéndose en su contra: resignó protagonismo, se replegó demasiado y expuso nuevamente las falencias que ya habían generado preocupación puertas adentro, especialmente en los primeros tiempos de juego.
River, por su parte, no especuló. Con un equipo sin grandes modificaciones ni experimentos tácticos, salió a buscar el partido desde el arranque. El joven Franco Mastantuono, una de las grandes revelaciones del “Millonario” y cada vez más cerca de ser convocado a la Selección Argentina, abrió el marcador con un formidable tiro libre que desató la primera gran ovación de la noche. El tanto reflejó no solo la superioridad de River en el campo, sino también su apuesta por el presente, priorizando rendimiento y convicción sobre promesas de futuro.
Boca logró reaccionar de manera aislada. Miguel Merentiel, uno de los pocos que incomodó a la defensa rival, aprovechó una desatención de Germán Pezzella, quien, a pesar de su estatus de campeón mundial, mostró algunos signos de desgaste. El empate parcial pareció darle una nueva vida al equipo de Gago, pero River mantuvo la calma. Antes del final del primer tiempo, Sebastián Driussi apareció para devolverle la ventaja a los dirigidos por Marcelo Gallardo, quien fue recibido con una mezcla de expectativa y exigencia por parte de los hinchas tras un inicio de temporada irregular.

En el segundo tiempo, Boca se vio obligado a adelantarse en busca del empate, pero nunca encontró la fórmula adecuada. Los cambios realizados por Gago, lejos de mejorar al equipo, generaron aún más confusión. El equipo “xeneize” terminó atrapado en su propio planteo inicial, sin claridad en ataque ni solidez defensiva. River, aunque también cometió algunos errores y permitió aproximaciones rivales, mostró eficacia y orden para sostener la ventaja.
La derrota dejó secuelas inmediatas en Boca. Nuevamente, el foco de las críticas recayó sobre Gago, cuestionado por su planteo inicial conservador y por su incapacidad de revertir el curso del partido desde el banco de suplentes. El Superclásico, más allá del resultado, expuso falencias preocupantes en el equipo de la Ribera justo en la antesala de la fase decisiva del torneo.
Para River, en cambio, la victoria representó mucho más que tres puntos. Le permitió recuperar confianza en su juego, reforzar el vínculo con sus hinchas y dar un golpe de autoridad de cara a los playoffs. El triunfo también sirvió para consolidar a figuras como Mastantuono y Driussi, quienes fueron claves en un equipo que empieza a soñar con ser protagonista.

Con el pase a octavos ya asegurado, tanto Boca como River deberán enfocarse ahora en ajustar piezas y consolidar su funcionamiento. Pero mientras Gallardo disfruta de un triunfo revitalizador, Gago queda nuevamente bajo la lupa, sabiendo que cada paso en falso podría ser el último en un cargo que hoy parece pender de un hilo.