Río Paraná: Crece la preocupación del campo por la sequía hidrológica 


El Río Paraná, uno de los principales sistemas hídricos de Sudamérica, atraviesa una de las bajantes más graves de su historia. Instituciones como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Instituto Nacional del Agua (INA) han alertado sobre la situación, advirtiendo que la sequía hidrológica actual no tiene precedentes en más de un siglo de registros.

Impacto hidrológico en la cuenca Paraná-Paraguay

Según el INTA, la cuenca Paraná-Paraguay está sufriendo una sequía persistente debido a la falta de lluvias durante gran parte de 2024. La leve crecida registrada en la primavera de 2023 fue insuficiente para recuperar los niveles hídricos, y la situación ha empeorado desde entonces. Pablo Mércuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN) del INTA, explicó que la escasez de agua no solo afecta el curso del río, sino también los territorios productivos y biomas a lo largo de toda la cuenca.

Mércuri subrayó que, a pesar de la presencia del fenómeno El Niño, que generó un mejor régimen de lluvias durante parte de la campaña 2023-2024, las reservas de agua y los embalses no han logrado recuperarse. La situación se ve agravada por el déficit en las precipitaciones al inicio de la primavera, lo que afecta negativamente las actividades agrícolas y ganaderas de la región.

El Río Paraná en niveles críticos

El Instituto Nacional del Agua (INA) monitorea de cerca la situación del Paraná. Juan Borús, ingeniero del INA, indicó que todo el sistema hidrológico se encuentra en niveles bajos, lo que ya se considera el “piso de caudales” para este año. Si bien es posible una lenta recuperación en las próximas semanas, Borús advirtió que no se espera que el río salga de su estado de aguas bajas en el corto plazo.

Las similitudes con la crisis hidrológica de 2019 son notables, tanto en términos climáticos como hidrológicos. En la represa de Itaipú, compartida entre Brasil y Paraguay, los niveles de afluencia y descarga también se mantienen en niveles preocupantes. La cuenca alta del río Paraguay está experimentando un descenso estacional, con niveles de agua significativamente por debajo de lo normal.

Recomendaciones para los productores

El sector agropecuario es uno de los más afectados por la bajante del Paraná. El arroz y la ganadería de islas, en particular, dependen del suministro de agua del río para mantener sus operaciones. Ditmar Kurtz, coordinador de Investigación y Desarrollo Tecnológico del INTA Corrientes, explicó que el caudal promedio del Paraná en la represa de Yacyretá se ha reducido a entre 8.000 y 9.000 m³/s, muy por debajo del promedio histórico de 12.000 a 16.000 m³/s.

A pesar de la gravedad de la situación, Kurtz señaló que los productores arroceros que ya realizaron inversiones en sistemas de riego y bombeo no deberían enfrentar grandes pérdidas de producción. No obstante, advirtió que aquellos que no han actualizado su infraestructura deberán hacerlo para evitar mayores complicaciones si la bajante persiste.

Por otro lado, los productores ganaderos de las islas podrían enfrentar un panorama más complejo. La disminución de los niveles de agua en las áreas de pastoreo puede afectar la calidad y cantidad del forraje disponible, lo que repercutiría negativamente en la productividad ganadera. Además, el INTA advirtió sobre el riesgo de incendios en las áreas secas cercanas a las riberas.

Río Paraná, sequía

Medidas preventivas ante la sequía

José Rafart, director del INTA Corrientes, instó a los productores a tomar medidas preventivas ante la bajante. En el caso de los arroceros, recomendó adecuar los accesos y sistemas de riego lo antes posible. Para los ganaderos, sugirió revisar las cercas y clasificar la hacienda, vendiendo los animales de descarte para evitar pérdidas en caso de que la situación empeore.

El escenario actual exige una planificación cuidadosa y una rápida adaptación a las condiciones climáticas cambiantes. Tanto los organismos públicos como los productores privados deben colaborar estrechamente para mitigar los efectos de la bajante y garantizar la sostenibilidad de las actividades agropecuarias en la región.