Retenciones: ¿Es posible reducirlas sin comprometer la recaudación fiscal?
Las retenciones a las exportaciones agropecuarias fueron un tema central en la política económica argentina desde su instauración en los años 40 durante el gobierno de Juan Domingo Perón. Este tributo, que grava principalmente la soja, el maíz y el trigo, aportó más de 150.000 millones de dólares en las últimas dos décadas. Sin embargo, sus detractores argumentan que perjudica la inversión, la producción y las economías regionales. Frente a este panorama, el debate sobre su gradual reducción resurge como un desafío clave para armonizar la sostenibilidad fiscal y el crecimiento económico.
Un enfoque técnico: elasticidad económica y equilibrio fiscal
El Centro Argentino de Desarrollo e Innovación Agropecuaria (CADIA) desarrolló un modelo técnico basado en la elasticidad económica para evaluar cómo variaciones en las retenciones afectan la producción y la recaudación fiscal. Según este enfoque, los efectos de una reducción de impuestos pueden clasificarse en tres escenarios principales:
- Elasticidad elástica (E > 1): Un aumento en la producción derivado de menores retenciones podría compensar la pérdida de ingresos fiscales, o incluso superarla.
- Elasticidad inelástica (E < 1): La caída en la recaudación sería mayor que el incremento en la producción, afectando negativamente al fisco.
- Elasticidad unitaria (E = 1): La reducción de las retenciones se equilibraría exactamente con el aumento en la producción, manteniendo los ingresos fiscales constantes.
Impacto en la producción y el mercado interno
Una reducción gradual de las retenciones podría fomentar la expansión del área sembrada y la adopción de tecnologías avanzadas, mejorando la productividad agrícola. Sin embargo, el impacto no sería homogéneo:
- En las cadenas de valor que dependen de los granos como insumos (feedlots, tambos, avicultura y porcicultura), los costos podrían aumentar. Por ejemplo, una baja del 3 % anual en las retenciones de la soja incentivaría la producción a largo plazo, pero también encarecería los insumos para sectores que usan este grano.
- Este balance exige medidas complementarias para evitar que el incentivo a la producción agropecuaria impacte negativamente en los consumidores y en otras industrias vinculadas.
Propuesta del CADIA: reducción gradual y ajustable
El CADIA propone un esquema de reducción lineal del 10 % anual en productos agropecuarios de exportación, ajustado cada dos años según los resultados obtenidos en términos de elasticidad. Este enfoque busca maximizar el crecimiento económico a largo plazo, protegiendo a la vez la recaudación fiscal y el equilibrio en las cadenas productivas.
Una fórmula basada en el método de Lagrange permitiría calcular tasas óptimas de reducción, minimizando los impactos negativos en la economía mientras se potencian los beneficios productivos.
El desafío de implementar una política sostenible
La aplicación de este enfoque requerirá valentía política y un consenso amplio entre productores, exportadores y el gobierno. Más allá de los ingresos fiscales, las retenciones afectan a toda la economía productiva, desde pequeños productores hasta grandes exportadores, por lo que el diseño de políticas debe integrar perspectivas técnicas y sociales.
Adoptar un esquema como el propuesto por CADIA implica romper con la inercia de décadas y desarrollar herramientas innovadoras que prioricen el equilibrio fiscal, el crecimiento productivo y la estabilidad económica. Las retenciones, lejos de ser un tema exclusivamente tributario, son una pieza clave para fomentar una economía más competitiva y sostenible.
La discusión sobre las retenciones seguirá siendo crucial en el desarrollo económico de Argentina. Con un enfoque técnico y políticas graduales, es posible reducir su impacto negativo sin comprometer los ingresos fiscales ni la competitividad del sector agropecuario.