La baja de retenciones impulsa la liquidación de divisas: en febrero ingresaron US$ 2181 millones

Impulsado por la baja de retenciones a la exportación, el sector agroexportador argentino registró un significativo crecimiento en la liquidación de divisas durante febrero, Según informaron la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), el ingreso de divisas del mes ascendió a US$ 2181 millones, lo que representa un aumento del 45 % en comparación con el mismo período del año anterior.
Este incremento estuvo principalmente influenciado por la implementación del Decreto 38/25, que estableció una reducción transitoria en los derechos de exportación del complejo cerealero-oleaginoso. A pesar de que la medida comenzó a regir a mediados de mes debido a demoras en su reglamentación, logró dinamizar el mercado de granos y mejorar el nivel de ventas.
El protagonismo de la soja
Dentro de este contexto, la comercialización de soja marcó el ritmo del mercado. La creciente compra de la oleaginosa a precio y a fijar impulsó las operaciones de los productores, quienes aprovecharon la mejora en los valores. El precio pizarra de la soja alcanzó los $331.000 por tonelada, reflejando la tendencia alcista generada por la baja de retenciones.
Las cámaras empresariales destacaron que el ingreso mensual de divisas, convertido a pesos, es fundamental para sostener la cadena comercial, permitiendo a las empresas exportadoras continuar comprando granos a los productores al mejor precio posible. En este sentido, explicaron que la mayor parte de las divisas ingresadas por el sector se produce con una anticipación considerable respecto a la exportación efectiva. En el caso de los granos, este período es de aproximadamente 30 días, mientras que para aceites y harinas proteicas se extiende hasta los 90 días.

Un sector clave para la economía
El complejo oleaginoso-cerealero continúa siendo uno de los principales motores de la economía argentina, representando el 45 % del total de las exportaciones del país. Dentro de este grupo, la harina de soja se mantiene como el principal producto exportado, seguida por el aceite de soja y el maíz.
El volumen de ventas registrado en febrero permitió acelerar la liquidación de divisas y reforzar la capacidad de pago a los productores, quienes vieron una oportunidad de negocio con la reducción de retenciones. Este fenómeno, sin embargo, no implica un cambio estructural en la producción agroindustrial del país.

Un crecimiento condicionado por factores externos
A pesar del repunte en las liquidaciones de divisas, CIARA y CEC advirtieron que Argentina sigue estancada en términos de producción y crecimiento exportador. El país depende, en gran medida, de las variaciones en los precios internacionales de los commodities para mejorar su desempeño en el comercio exterior. Esto deja en evidencia la falta de políticas de largo plazo que impulsen la competitividad y la inversión en el sector.
Las cámaras empresariales resaltaron que, si bien la baja de retenciones generó un efecto positivo inmediato en la comercialización de granos, la sostenibilidad del crecimiento exportador requerirá medidas más profundas. En este sentido, la previsibilidad y la estabilidad macroeconómica serán claves para que el sector agroindustrial pueda desarrollar su verdadero potencial y consolidarse como un actor relevante en el comercio internacional.
De cara al futuro, los exportadores esperan que el impacto de la baja de retenciones continúe impulsando el mercado agropecuario en los próximos meses. Sin embargo, la posibilidad de que la medida sea transitoria genera incertidumbre entre los productores, quienes analizan cómo administrar sus ventas ante posibles cambios en el esquema de derechos de exportación.

Por otro lado, la evolución de los precios internacionales de la soja y el maíz también jugará un rol determinante en el desempeño del sector. En un escenario global de alta volatilidad, la competitividad de Argentina dependerá no solo de la coyuntura interna, sino también de las tendencias del mercado global.
En definitiva, la baja de retenciones ha logrado reactivar el flujo de divisas y dinamizar la comercialización de granos en el corto plazo, pero el desafío sigue siendo generar condiciones para un crecimiento sostenido y estructural de la agroindustria nacional.