Retenciones: el campo redobla la presión en el Congreso para eliminarlas

Las retenciones siguen en el centro de escena del campo argentino. Mesa de Enlace y otras entidades agroindustriales presentaron sus propuestas para avanzar hacia una quita progresiva de los derechos de exportación, apuntando a cultivos de bajo impacto fiscal como el trigo y la cebada.
En un nuevo capítulo del prolongado debate sobre los derechos de exportación, las principales entidades del agro argentino alzaron la voz en el Congreso para reclamar el fin de las retenciones. En el marco de una reunión de la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados de la Nación, representantes de la Mesa de Enlace, la Fundación Barbechando y el Consejo Agroindustrial Argentino expusieron sus argumentos y propuestas para eliminar este tributo que, según indicaron, atenta contra la competitividad y el desarrollo productivo del país.
La jornada comenzó con la intervención de Patricia Luke, consejera de Coninagro, quien presentó un detallado informe con datos fiscales y productivos. “Los derechos de exportación limitan el crecimiento de la producción al reducir el precio que recibe el productor”, afirmó. Según Luke, no sólo afectan la competitividad frente a otros países, sino que además desalientan inversiones, perjudican al interior productivo y profundizan las desigualdades.

Una propuesta gradual y fiscalmente sostenible para quitar las retenciones
Coninagro propuso una eliminación gradual de las retenciones, comenzando por cultivos de bajo costo fiscal, como el trigo y la cebada. El documento planteó que, en el caso del trigo —que tributa actualmente un 9,5%—, eliminar las retenciones podría aumentar un 10% la superficie sembrada, lo que llevaría la producción a 20,4 millones de toneladas, con un incremento del valor bruto de producción de 522 millones de dólares y exportaciones que crecerían un 20%.
Aunque el impacto fiscal directo sería de unos 244 millones de dólares negativos, el informe señaló que se recuperarían tres de cada cuatro dólares perdidos por vías impositivas alternativas y mayor actividad económica. “Eliminar las retenciones no significa resignar recursos fiscales, sino reorientarlos”, sostuvieron.
Luke también destacó que los principales competidores de Argentina en el comercio internacional de granos no aplican estos tributos, con la única excepción de Rusia, que los utiliza como herramienta geopolítica. “Aquí, en cambio, se llega a extraer hasta el 60% de la renta del productor”, denunció.

Voces desde el interior productivo
Desde Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Pablo Ginestet —secretario de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap)— reforzó esta postura al asegurar que “las retenciones son un obstáculo al desarrollo productivo y una herramienta distorsiva que castiga al interior del país”. Ginestet vinculó directamente este impuesto con la pérdida de más de 75.000 productores agropecuarios en las últimas dos décadas.
“La desaparición de productores implica la pérdida de empleo, el vaciamiento de pueblos y la destrucción del entramado social del campo”, advirtió.
También la Sociedad Rural Argentina (SRA), representada por Ivana Vidal, pidió por la eliminación total e inmediata de los derechos de exportación y la derogación del artículo 755 del Código Aduanero. “Son un impuesto injusto, discriminatorio y distorsivo”, afirmó Vidal. La entidad se mostró contraria a los proyectos que proponen esquemas temporales o delegaciones de facultades al Ejecutivo, argumentando que perpetúan el problema.

Barbechando y el CAA: planificación y monitoreo
La Fundación Barbechando también participó del encuentro legislativo y planteó la necesidad de un cronograma claro y previsible para la eliminación de retenciones, generando certidumbre para el sector. Su propuesta contempla un trabajo articulado con los legisladores para avanzar en soluciones consensuadas.
Por su parte, el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) celebró su reunión plenaria un día antes del encuentro en Diputados, con la participación de 34 cámaras y entidades. Allí reiteraron su propuesta de avanzar con un esquema de reducción progresiva del impuesto y pidieron participar de forma activa en el debate parlamentario.
Además, el CAA analizó el impacto de la guerra comercial global sobre las exportaciones argentinas y se comprometió a monitorear la evolución de los aranceles internacionales, proponiendo estrategias de negociación con mercados clave como Estados Unidos.
Con información de InfoCampo