Renunció Manuel García Mansilla a la Corte Suprema

El juez Manuel García Mansilla, designado por decreto por el presidente Javier Milei para integrar la Corte Suprema de Justicia de la Nación, presentó este lunes su renuncia indeclinable al cargo, tras el rechazo del Senado a su pliego. En una carta dirigida al propio mandatario, a la que accedió la agencia Noticias Argentinas, el magistrado lanzó fuertes cuestionamientos al actual funcionamiento del tribunal, al que calificó de “institucionalmente paralizado” por su integración incompleta.
Manuel García Mansilla había sido propuesto mediante el decreto 137 del 26 de febrero de 2025, en un contexto de urgencia institucional, según explicó en su nota de dimisión. El jurista afirmó que su aceptación inicial de la designación respondía a la “convicción de que la falta de integración de la Corte Suprema era un grave problema institucional que requería una solución inmediata”. No obstante, la falta de apoyo político a su nombramiento y el mantenimiento de un tribunal con solo tres miembros activos desde diciembre pasado, lo llevaron a desistir de continuar con el proceso.

Un “espejismo institucional”
En su carta, Manuel García Mansilla no ahorró críticas al funcionamiento actual del máximo tribunal. Aseguró que la Corte está atravesando una etapa “sorprendente” por su nivel de parálisis, y alertó sobre una “falsa creencia de que puede operar con tres jueces”. Esta idea, sostuvo, representa un “espejismo institucional que puede generar un daño aún mayor que el provocado por la demora en completar la integración del cuerpo”.
Actualmente, la Corte Suprema está compuesta por Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda, tras la salida de Ricardo Lorenzetti y la vacante generada por la falta de un reemplazante definitivo. Manuel García Mansilla fue designado por el Poder Ejecutivo como una respuesta a esa vacancia, pero su nombramiento necesitaba la aprobación del Senado, donde no logró reunir los consensos necesarios.
El jurista advirtió que el uso de conjueces, una herramienta a la que se ha recurrido para resolver expedientes en este contexto de vacantes, “dista de ser el ideal” y no permite alcanzar “la cantidad ni el ritmo que exige la Corte Suprema en su funcionamiento regular”. La lentitud, remarcó, no solo afecta la operatividad del tribunal, sino que tiene consecuencias directas sobre la ciudadanía, al demorar decisiones clave en causas de alto impacto.

Críticas al sistema político
Manuel García Mansilla también dejó entrever críticas al sistema de designación y al juego político que envuelve la composición del máximo tribunal. Aunque no menciona expresamente al Senado ni a las fuerzas opositoras, su renuncia evidencia el estancamiento político que impide avanzar con la integración de la Corte, en un contexto en el que Milei ha enfrentado dificultades para imponer su agenda en el Congreso.
Desde el entorno presidencial, la renuncia fue recibida con pesar, aunque no hubo pronunciamientos oficiales inmediatos. En tanto, diversas voces del ámbito jurídico salieron a manifestar preocupación por la inestabilidad institucional y el impacto que tiene una Corte incompleta en la calidad del sistema republicano.

Con la salida de Manuel García Mansilla, el proceso de cobertura de vacantes en la Corte Suprema vuelve a foja cero. El Ejecutivo deberá ahora definir si insiste con otro candidato o si redobla los esfuerzos para conseguir consensos en torno a su designación anterior. Mientras tanto, el máximo tribunal continúa con su funcionamiento limitado, con apenas tres miembros activos, en un contexto que el propio Manuel García Mansilla definió como “críticamente insuficiente”.
Su salida pone en evidencia una vez más las tensiones entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo respecto a la Justicia, y deja abierta la pregunta de cómo resolver de forma efectiva una situación que, según alertó el propio magistrado, afecta el acceso a la justicia y los derechos de los ciudadanos.