Cómo mejorar el rendimiento del maíz con nitrógeno
La refertilización con nitrógeno es una práctica clave para aumentar los rendimientos del maíz en campañas agrícolas marcadas por la alta variabilidad climática. Este proceso permite ajustar la nutrición del cultivo en estados avanzados de desarrollo, mejorando su capacidad para enfrentar condiciones climáticas desfavorables y maximizando el uso de los recursos disponibles. En este contexto, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) ofrece recomendaciones fundamentales para los productores.
Importancia del maíz en la agricultura argentina
El maíz es uno de los cultivos más importantes en Argentina, no solo por su capacidad de adaptación a diversas condiciones climáticas y de suelo, sino también por su rol central en los sistemas de rotación agrícola. La superficie dedicada al maíz ha crecido significativamente en las últimas décadas, impulsada por la adopción de tecnologías avanzadas y prácticas de manejo que optimizan su rendimiento. La disponibilidad de nitrógeno es uno de los factores clave que influye en los rendimientos del maíz, especialmente en áreas donde la variabilidad climática genera incertidumbre sobre el acceso a agua y otros nutrientes.
Refertilización con nitrógeno: una herramienta esencial
Fernando Salvagiotti, investigador del INTA Oliveros, destacó que el nitrógeno es un componente esencial para reducir las brechas de producción en los lotes de maíz. En campañas con lluvias variables, la refertilización en etapas avanzadas del cultivo se convierte en una estrategia crucial para optimizar el uso de los insumos y maximizar los rendimientos. Esta técnica permite ajustar las dosis de nitrógeno en función de las condiciones climáticas y la disponibilidad de agua, lo que resulta en una mejor eficiencia en la absorción de nutrientes y una mayor productividad.
Salvagiotti explicó que conocer tanto la disponibilidad de nitrógeno en el suelo como el potencial de producción de cada lote es fundamental para tomar decisiones adecuadas sobre la fertilización. El ajuste de la dosis de nitrógeno debe hacerse en función del rendimiento esperado, que varía de acuerdo con la previsión de lluvias y las condiciones hídricas generales del lote. Este enfoque asegura que el nitrógeno se utilice de manera eficiente, complementando la dosis inicial aplicada durante la siembra y maximizando su impacto en el rendimiento final del cultivo.
Ajustar las necesidades del maíz
Por su parte, Gustavo Ferraris, especialista en fertilidad de suelos y nutrición de cultivos del INTA Pergamino, explicó que la refertilización con nitrógeno se suele realizar en las primeras etapas del desarrollo del maíz, generalmente entre las fases de 4 a 6 hojas expandidas. No obstante, en función de las condiciones climáticas y la disponibilidad de agua en el suelo, esta práctica puede extenderse a fases vegetativas más avanzadas del cultivo.
Ferraris señaló que las dosis de nitrógeno aplicadas en la refertilización varían en función de diversos factores, como el contenido de nutrientes en el suelo, la cantidad de fertilizante aplicada durante la siembra y el rendimiento esperado. En promedio, las dosis de refertilización oscilan entre 50 y 100 kilogramos de nitrógeno por hectárea. Además, se suele agregar azufre en una proporción de 1 a 8 respecto al nitrógeno, lo que genera interacciones positivas entre ambos nutrientes y favorece una mejor absorción.
Técnicas para mejorar la eficiencia
Una de las herramientas más útiles para diagnosticar la necesidad de refertilización es el uso de franjas saturadas de nitrógeno, que permiten comparar la coloración del lote con las áreas tratadas con una mayor dosis del nutriente. Un índice de suficiencia de nitrógeno inferior a 0,95 indica que es posible obtener una mejora de rendimiento superior al 10 % mediante la refertilización, según explicó Ferraris. Esta técnica es especialmente útil para identificar de manera precisa cuándo y cuánto nitrógeno adicional debe aplicarse.
El clima juega un papel crucial en la respuesta del cultivo al nitrógeno. En años con condiciones hídricas favorables, el rendimiento del maíz tiende a ser mayor y, por ende, la demanda de nitrógeno aumenta. En cambio, en campañas secas, la respuesta al fertilizante puede verse comprometida, lo que subraya la importancia de ajustar las dosis de acuerdo con las condiciones climáticas. Ferraris enfatizó la necesidad de evaluar el contenido de agua en el suelo y la presencia de napa freática antes de decidir la cantidad de nitrógeno a aplicar.
El impacto del fenómeno de La Niña, que generalmente trae consigo sequías, es otro factor a tener en cuenta al planificar la fertilización. Cuanto mejor sea la condición hídrica del suelo, mayor será la dosis de nitrógeno recomendada. Para maximizar los rendimientos, los productores deben basar sus decisiones en evidencia científica y ajustar las prácticas de fertilización según las condiciones ambientales.
Finalmente, Ferraris concluyó que factores como el almacenamiento de agua en el suelo y el ajuste de la densidad de siembra son fundamentales para garantizar una producción eficiente. Además, el uso de tecnologías avanzadas, como la elección adecuada de la fuente de nitrógeno, el momento de aplicación y la localización del fertilizante, contribuyen a una mayor eficiencia en la absorción y un aumento en los rendimientos del maíz.
La refertilización con nitrógeno, por tanto, se perfila como una herramienta indispensable para llevar al maíz a su máximo potencial en una temporada marcada por la variabilidad climática.