Confirman que regenerar el campo es la clave para mejorar rendimientos agrícolas
Regenerar el campo trae muchos beneficios para los productores. Un equipo de investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Oliveros, en Santa Fe, ha logrado un avance significativo en la agricultura argentina al confirmar los beneficios de una estrategia de regeneración del suelo que mejora la productividad sin comprometer el entorno natural. Después de una década de estudios en sus campos de producción, los especialistas lograron demostrar que la agricultura regenerativa y circular no solo fortalece la biodiversidad y el control de plagas, sino que también preserva y mejora la salud del suelo, factores esenciales para lograr rendimientos sostenibles en el tiempo.
Agricultura regenerativa: bases y beneficios
Desde 2015, el equipo de INTA Oliveros implementó prácticas de regeneración del suelo en 300 hectáreas de sus campos, integrando la agricultura con la ganadería bajo un enfoque regenerativo y circular. El responsable de la investigación, Juan Carlos Gamundi, explicó que esta estrategia aumentó la materia orgánica y el pH del suelo, elementos vitales para su salud y la sostenibilidad del sistema. Según Gamundi, “la integración de la agricultura y ganadería permitió mantener un sistema en equilibrio y mejorar la base productiva sin afectar los rendimientos”.
La agricultura regenerativa aplicada en INTA Oliveros se centra en varios principios clave: evitar el laboreo intensivo del suelo, mantener una cobertura vegetal permanente, promover raíces vivas y aumentar la biodiversidad. Estos principios también incluyen la rotación de cultivos y el pastoreo controlado, con el fin de cerrar los ciclos de nutrientes y evitar el uso excesivo de insumos químicos.
Resultados destacados: menos malezas y mayor ahorro
Aranza Rodríguez, investigadora a cargo del estudio, resaltó el impacto positivo que tuvieron los cultivos de cobertura multiespecies, que favorecen la biodiversidad y reducen significativamente las poblaciones de malezas. “Gracias a estas coberturas, la población de malezas disminuyó en un 77 % en comparación con los métodos convencionales de barbecho químico”, explicó Rodríguez. Este cambio permitió reducir en un 40 % el uso de insumos, generando un ahorro de hasta 233 dólares por hectárea en la producción de soja y de 146 dólares por hectárea en maíz.
Además de reducir costos, el sistema favoreció una menor compactación del suelo, lo que facilita la infiltración de agua y reduce la resistencia a la penetración mecánica, mejorando el desarrollo radicular de los cultivos. Esta mayor biodiversidad contribuye también a mejorar el control biológico de plagas, evitando la dependencia de agroquímicos y beneficiando tanto a la flora como a la fauna en los campos de cultivo.
Integración ganadera: impacto y resultados
Un aspecto clave de la estrategia regenerativa aplicada en INTA Oliveros es la integración de la ganadería. Juan Ibarlucea, jefe de la sección ganadera en el INTA Roldán, señaló que el pastoreo controlado de cultivos de cobertura con novillos destinados a la exportación permitió obtener un forraje de alta calidad y mejorar el rendimiento ganadero. Según los estudios, el pastoreo de cultivos de cobertura alcanzó un 67 % de digestibilidad, logrando un aumento promedio diario de peso de entre 0,9 y 1,2 kg por animal. Con esta práctica, se alcanzó una producción promedio de 150 kg de peso vivo por hectárea en los campos pastoreados.
Rodríguez destacó que la combinación de ganadería y agricultura mediante el pastoreo de cultivos de cobertura no solo aumenta el rendimiento, sino que también permite cubrir y superar los costos asociados a estas prácticas, generando así un sistema rentable y sustentable. “Es fundamental planificar estas prácticas de acuerdo al contexto productivo para aprovechar su máximo potencial”, subrayó la investigadora.
Experiencia y capacitación: un modelo de referencia
A lo largo de los últimos diez años, el proyecto de INTA Oliveros se convirtió en un centro de investigación, capacitación y consulta para productores, estudiantes y técnicos interesados en la agricultura regenerativa. Este espacio también colabora con instituciones nacionales e internacionales, como lo explicó Gloria Rótolo, investigadora del equipo. “Gracias a esta experiencia, obtenemos datos científicos que ayudan a los productores y profesionales en la toma de decisiones, y hemos ampliado el alcance del proyecto a capacitaciones de posgrado que impulsan el conocimiento en sistemas regenerativos y circulares”, indicó Rótolo.
Además, los visitantes del campo de producción valoran este enfoque regenerativo como una solución innovadora que puede aplicarse a otros sistemas productivos, garantizando rentabilidad y sostenibilidad a largo plazo. El interés en esta transición hacia agroecosistemas regenerativos subraya la creciente demanda de modelos de producción sustentables que protejan los recursos naturales sin sacrificar la productividad.
Un futuro más sustentable para la agricultura
La experiencia de INTA Oliveros en Santa Fe demuestra que la implementación de la agricultura regenerativa y circular no solo tiene beneficios ambientales, sino que también es económicamente viable. Este enfoque, que optimiza el uso de recursos naturales y reduce la dependencia de insumos externos, podría convertirse en una referencia clave para la agricultura argentina. En un contexto de cambio climático y desafíos ambientales, la regeneración del suelo emerge como una estrategia esencial para garantizar la productividad de los campos y la rentabilidad del sector en el futuro.