Reforma en el INTA: aprobaron la reestructuración para el 2025


El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), uno de los organismos de ciencia y técnica más prestigiosos del país y referente en el ámbito agropecuario a nivel internacional, atraviesa una etapa de profundas transformaciones. Este martes 16 de abril, el Consejo Directivo del organismo aprobó una reestructuración institucional que, según fuentes internas y gremiales, abre la puerta a posibles despidos, cierres de unidades y una creciente privatización de sus funciones.

Los principales cambios del INTA

La medida, promovida por el Poder Ejecutivo en el marco del plan de ajuste impulsado por el presidente Javier Milei, fue ejecutada dentro del organismo por su actual presidente, Nicolás Bronzovich, y la vicepresidenta Beatriz Giraudo, ambos con antecedentes en la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid). La reforma aprobada contempla, entre otros puntos, la creación de una Secretaría de Coordinación, que absorbe gran parte de las funciones que hasta ahora tenía la Dirección Nacional, modificando el esquema de toma de decisiones dentro del INTA.

INTA, Nicolás Bronzovich

La resolución fue interpretada por muchos como una forma de concentrar el poder en una estructura más alineada con el Ejecutivo, limitando los contrapesos internos y debilitando la autonomía científica y técnica que históricamente caracterizó al instituto. Para algunos trabajadores y especialistas, esto representa el inicio de una etapa de desmantelamiento progresivo de una de las instituciones clave para el desarrollo tecnológico y la innovación en el agro argentino.

El plan había sido anticipado desde los primeros meses del nuevo gobierno, pero encontró resistencias internas y externas. Durante las últimas semanas, numerosos investigadores, técnicos y exdirectivos del INTA expresaron públicamente su preocupación por los rumores de posibles despidos, el cierre de agencias territoriales y el recorte de programas de investigación, muchos de ellos vinculados a la sustentabilidad, el desarrollo de pequeños productores y la transferencia de tecnología al sector rural.

La reestructuración aprobada ahora formaliza parte de esos temores, según señalaron fuentes del organismo, y forma parte de una política más amplia de recorte en el sistema científico-tecnológico nacional, que también incluye al CONICET y al INTA.

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Entre las voces críticas, destacan las de sindicatos y asociaciones científicas que ven con alarma lo que consideran una avanzada privatizadora. Según denuncian, el nuevo esquema no solo implicaría la reducción de personal, sino también un posible traspaso de funciones clave al sector privado, especialmente aquellas ligadas al desarrollo de tecnologías aplicadas al agronegocio.

“El INTA fue históricamente un ejemplo de articulación entre ciencia, técnica y territorio. Con esta reforma, se corre el riesgo de vaciarlo de contenido público y ponerlo al servicio exclusivo de intereses empresariales”, señaló un investigador que pidió mantener el anonimato por temor a represalias.

Desde la conducción del organismo, sin embargo, defienden la medida como un paso necesario para “mejorar la eficiencia” y “alinear los objetivos institucionales con las prioridades del país”, en un contexto de fuerte restricción fiscal. En declaraciones previas, Bronzovich y Giraudo habían planteado que el INTA debía modernizar su estructura para evitar “duplicación de funciones” y “optimizar recursos”.

Pero esa lógica choca con la percepción de buena parte de los trabajadores del organismo, que entienden que detrás del discurso de eficiencia se oculta un modelo de recorte y recentralización del poder, en detrimento de la autonomía técnica y la pluralidad de voces que caracterizaron históricamente a la institución.

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Foto: La Nación

En este contexto, se esperan nuevas manifestaciones y acciones gremiales en defensa del INTA y su rol estratégico. La comunidad científica y sectores del agro ya comenzaron a organizarse para reclamar que no se pierda lo construido en décadas de trabajo, con fuerte presencia federal y compromiso con la producción sustentable y el desarrollo regional.

El futuro del INTA, su alcance territorial y su misión pública están hoy en el centro de un debate que excede al sector agropecuario: ¿cuál es el lugar del conocimiento y la tecnología en el modelo de país que se quiere construir?