Nace un nuevo ternero de raza Criolla en un proyecto clave para su conservación genética
Un ambicioso proyecto de la raza Criolla liderado por la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ) logró un nuevo hito en su esfuerzo por preservar el acervo genético de la raza bovina Criolla, una raza autóctona de Argentina que estuvo en peligro de extinción. La Yoli, una vaquillona preñada a través de inseminación artificial, dio a luz a un ternero de 22 kilos después de nueve meses de gestación. Este logro representa un paso significativo en la conservación de una población genética única.
Proyecto de conservación genética
El plan de conservación de la raza Criolla fue llevado a cabo por investigadores, docentes y estudiantes de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNLZ durante varios años. Este programa busca no solo preservar la variabilidad genética de la raza, sino también asegurarse de que los ejemplares mantengan las características del ganado original, presentado en exposiciones como la Exposición de Ganadería, Agricultura e Industria Internacional en La Rural de Palermo.
El equipo responsable seleccionó un toro llamado Mandinga para la inseminación artificial, asegurando la diversidad genética del ternero recién nacido. “El toro fue elegido para garantizar que los genes de la población original estén representados, preservando la variabilidad genética”, explicaron los investigadores.
Técnica de inseminación y decisión reproductiva
A diferencia de otras prácticas en las que se realiza servicio precoz a los 15 meses, el equipo decidió esperar hasta que la hembra bovina tuviera 24 meses para realizar la inseminación. Según la ingeniera zootecnista María Victoria Topayan, directora del área de Mejora y Conservación de Recursos Genéticos de la UNLZ, la decisión de no adelantar la reproducción se basó en investigaciones previas que indicaron que hacerlo no necesariamente incrementa la productividad a lo largo de la vida del animal. “A los 15 meses las hembras aún están en crecimiento, y si a esta situación se le suma una preñez y una lactancia, la demanda nutricional será muy elevada y difícil de cubrir”, señaló Topayan.
Además, debido a la escasez de machos puros patagónicos en edad reproductiva, el equipo optó por la inseminación artificial utilizando semen conservado en el banco de germoplasma del Centro de Inseminación Artificial La Eolia. “Esta técnica nos permite seleccionar el semen de diferentes machos para mantener la diversidad genética de la población”, añadió la investigadora.
Un proyecto pionero en el ámbito académico
Enrique Genero, secretario de Planeamiento de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNLZ y director del Programa de Recuperación, Conservación y Caracterización de Recursos Zoogenéticos Argentinos, resaltó el carácter único del proyecto. “Este es un proyecto que comenzó hace 30 años, y no creo que haya otra universidad en el mundo que esté llevando a cabo una iniciativa de esta magnitud”, afirmó Genero.
El proyecto no solo busca preservar el patrimonio ganadero argentino, sino que también ofrece a los estudiantes la oportunidad de adquirir experiencia práctica. “Los alumnos participan en todas las etapas, desde la preparación de los animales para la exposición hasta el manejo diario, aprendiendo sobre la nutrición y el cuidado necesario para mantener a los ejemplares en su mejor estado”, destacó Genero.
Futuro de la raza Criolla
Con la llegada del nuevo ternero de La Yoli, el proyecto de conservación sigue avanzando hacia la protección de la raza bovina Criolla, cuya genética está estrechamente vinculada a la historia ganadera de Argentina. Este esfuerzo es fundamental para asegurar que las futuras generaciones de ganaderos y estudiantes cuenten con el conocimiento y los recursos necesarios para preservar esta raza única, que forma parte del patrimonio cultural y agrícola del país.