El legado de la raza Criolla: su historia en Argentina
La raza Criolla cuenta con una rica historia en Argentina. En el período prehispánico, América no contaba con bovinos. Fue con la llegada de los colonizadores españoles que estos animales fueron introducidos por primera vez en 1549 al territorio que hoy conocemos como Argentina. A partir de esa introducción, la raza bovina Criolla, autóctona de Argentina, comenzó a desarrollarse, adaptándose al medio ambiente y formando una variabilidad genética única que le permitió sobrevivir hasta la actualidad, a pesar de los desafíos que enfrentó con la introducción de razas extranjeras.
Introducción y expansión de la raza Criolla
Los primeros bovinos ingresaron a Argentina a través de cuatro rutas: por el Noroeste desde Perú, por Bolivia y Chile, por el norte desde Paraguay, por el este desde Brasil, y a través del Río de la Plata. Una vez establecidos, estos animales se multiplicaron rápidamente a través de la cría libre, especialmente en la región pampeana, que llegó a albergar el 90% de la población bovina Criolla del país.
Para 1850, se estimaba que la población de bovinos en la región pampeana alcanzaba los 20 millones de cabezas. Este incremento fue impulsado por factores como el intercambio comercial entre indígenas y colonos españoles, así como por las condiciones climáticas favorables de la región, que permitieron el rápido crecimiento de la población.
La raza Criolla no solo proporcionaba carne y leche para la alimentación, sino también cuero y fuerza de trabajo, desempeñando un papel fundamental en la consolidación de los primeros asentamientos humanos y en el desarrollo económico y cultural de la región.
Desafíos y mestización
Sin embargo, con el crecimiento de la ganadería en Argentina, surgieron nuevas demandas en el mercado, especialmente con la apertura a la exportación de carne. En las primeras décadas del siglo XIX, comenzaron a introducirse en el país razas británicas como la Shorthorn, Hereford y Aberdeen Angus. Estas razas eran valoradas por su mayor tendencia a la gordura, un atributo requerido por el mercado internacional.
Los bovinos criollos comenzaron a cruzarse con estas razas británicas, lo que provocó una paulatina reducción en el número de animales Criollos puros en la región pampeana. Para 1920, la raza Criolla había prácticamente desaparecido en estado de pureza en la pampa húmeda.
Ante esta situación, iniciativas como la de Don Carlos Romero en 1920 en la provincia de Córdoba y la de Pereyra Iraola en 1938 en Tandil (Provincia de Buenos Aires) permitieron conservar algunos rodeos de bovinos Criollos puros. Posteriormente, en 1959, el INTA en Leales, provincia de Tucumán, estableció un rodeo testigo para estudiar la raza en comparación con otras razas introducidas.
Características de la raza Criolla
La raza bovina Criolla se formó en condiciones de cría libre y bajo selección natural, lo que resultó en una diversidad genética única. Fenotípicamente, se distingue por la gran variedad de colores en su pelaje y por su cornamenta, aunque también existen animales sin cuernos. Su tamaño es relativamente pequeño en comparación con otras razas, y tiene una aptitud lechera moderada, lo que se traduce en bajos requerimientos energéticos para su mantenimiento y producción.
Uno de los mayores atributos de la raza Criolla es su capacidad para adaptarse a ambientes adversos, donde otras razas no logran prosperar. Los bovinos Criollos son altamente fértiles, tienen facilidad de parto, longevidad y una gran resistencia a factores ambientales. En cuanto a la producción de carne, el rendimiento y la calidad de la misma son comparables con los de otras razas más comunes, lo que destaca su potencial para la producción en diversos ambientes.
Conservación y expansión actual
A partir de la década de 1980, la raza Criolla experimentó una revitalización en Argentina. La creación de la Asociación Argentina de Criadores de Ganado Bovino Criollo en 1984 y la realización de 16 Jornadas Nacionales contribuyeron a la difusión de la raza. Curiosamente, este resurgimiento se dio con mayor intensidad en la zona pampeana, donde ya existen alrededor de 15 planteles de animales puros registrados.
Los estudios realizados por el INTA en Leales demostraron que la raza Criolla es altamente productiva, superando incluso a otras razas como la Hereford y la Nelore en la producción de carne por hectárea. Además, los cruzamientos entre Criollo y Aberdeen Angus mostraron una mejora del 9% en el crecimiento post-destete, lo que resalta el valor de la heterosis en estos cruces.
El futuro de la raza Criolla
La conservación de la raza Criolla es crucial para la diversidad genética de la ganadería argentina. Este recurso zoogenético posee características que lo hacen invaluable para enfrentar los desafíos productivos actuales y futuros. A través de su preservación y el desarrollo de estrategias que promuevan su utilización en diferentes entornos, la raza bovina Criolla sigue siendo una opción valiosa para la mejora ganadera en Argentina.