Paro de aceiteros: alertas por demoras de barcos y pérdidas económicas


El paro que los gremios aceiteros lanzaron el martes ha generado un fuerte impacto en el sector agroexportador de Argentina, provocando preocupación y pérdidas significativas. Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y del Centro Exportador de Cereales (CEC), expresó su sorpresa y preocupación ante la medida, describiéndola como “absolutamente sorpresiva”. La huelga ha paralizado la actividad en las terminales portuarias, impidiendo la descarga de mercadería y causando un estancamiento en la cadena de exportación.

Impacto del paro de aceiteros

Desde que comenzó la huelga, alrededor de 14 mil camiones no han podido acceder a las terminales para descargar su carga, lo que ha provocado una acumulación considerable de granos en el transporte. Esta situación no solo ha afectado a los productores y transportistas, quienes ya han perdido tres días de trabajo, sino que también ha tenido consecuencias a nivel internacional. Los barcos que esperan en los puertos para ser cargados han sufrido retrasos, con un costo estimado de 50 mil dólares por día por cada barco demorado. Este tipo de pérdidas no solo afectan a las empresas involucradas, sino que también perjudican la reputación del país como un proveedor confiable en el mercado global de granos.

Idígoras ha destacado que, para que las negociaciones avancen, es fundamental que se levante el paro. Según explicó, en la mesa de negociación se había ofrecido un incremento salarial del 12% para junio, lo que colocaba a los salarios 10 puntos por encima de la inflación esperada. Además, se había propuesto un aumento adicional del 5% en septiembre, alineado con la proyección de una disminución en la inflación. Sin embargo, los gremios aceiteros decidieron continuar con la medida de fuerza, lo que ha generado tensiones en el sector.

La posición del sector agroexportador y el contexto político

Idígoras también señaló que existen otras críticas hacia la política del Gobierno que están influyendo en la huelga. Según él, el paro está siendo utilizado como una herramienta para expresar descontento hacia ciertas políticas gubernamentales, pero advirtió que esta estrategia es “muy dañina” para todos los actores involucrados. Uno de los puntos de discordia es el impuesto a las Ganancias, que los sindicatos han señalado como una carga injusta para los trabajadores. Idígoras recordó que el sector agroexportador ha acompañado a los gremios en su reclamo ante el Congreso, pero subrayó que, a pesar de compartir la visión de que los salarios no deberían estar gravados, la ley es clara y debe ser cumplida.

“Lo que sucede es que mayores salarios por encima de la inflación van a tener un impacto superior en Ganancias. Más allá de compartir el concepto de que los salarios no deben pagar impuestos, hoy por hoy el Estado argentino necesita de este tipo de recursos“, explicó Idígoras. Este comentario pone de manifiesto la complejidad de la situación, donde el reclamo legítimo de los trabajadores choca con las necesidades fiscales del Estado, creando un escenario difícil de resolver sin que alguna de las partes ceda en sus demandas.

La situación sigue siendo tensa y el futuro es incierto. El sector agroexportador espera que los gremios aceiteros levanten la medida de fuerza para poder retomar las negociaciones. Sin embargo, no hay señales claras de que esto vaya a suceder en el corto plazo, lo que aumenta la incertidumbre sobre las consecuencias económicas que este conflicto podría tener si se prolonga.

En resumen, el paro de los gremios aceiteros ha puesto en jaque al sector agroexportador argentino, generando pérdidas millonarias y tensionando aún más las relaciones entre los trabajadores, las empresas y el Gobierno. Con una negociación estancada y una huelga en curso, el desenlace de esta situación es incierto, pero su resolución será crucial para el futuro inmediato del comercio exterior de granos en Argentina.