Tambos: en busca de la mejor vaca lechera para la producción en Argentina
En el ámbito de los tambos, encontrar la vaca adecuada para cada sistema es un desafío crucial, especialmente en un país como Argentina, donde no existe un modelo único de producción. El objetivo es maximizar la conversión de pasto en sólidos útiles (grasa y proteína) a bajo costo, un enfoque que podría potenciar la competitividad del sector en mercados internacionales.
La clave: pasto, sostenibilidad y genética de vacas lecheras
Según Nicolás López Villalobos, docente de la Universidad de Massey, Nueva Zelanda, el sistema pastoril se presenta como la opción más adecuada para Argentina debido a su potencial forrajero y costos relativamente bajos. Durante su participación en el Curso de Posgrado Internacional sobre Cruzamientos en Bovinos Lecheros, llevado a cabo en Ucacha, Córdoba, López Villalobos destacó que la vaca ideal debe ser resistente, eficiente y adaptable:
“Queremos una vaca que camine, coma pasto, quede preñada, sobreviva, sea resiliente al cambio de temperatura y, sobre todo, transforme el pasto en sólidos útiles a bajo costo”.
Sin embargo, la elección de la raza o biotipo no es universal. Existen opciones viables dentro de razas como Jersey o cruces específicos, pero estas decisiones dependen de investigaciones que consideren las condiciones locales.
Un programa de mejoramiento genético en tambos
Para el especialista, definir el tipo ideal de vaca lechera es esencial para que productores e industrias puedan dirigir programas de mejoramiento genético de manera estratégica para los tambos. En este sentido, la eficiencia en la producción de sólidos útiles es clave, ya que el mercado internacional valora más los componentes sólidos que el agua contenida en la leche.
“Si en 100 litros de leche recolectamos 12 kg de sólidos útiles en lugar de 10 kg, la diferencia es enorme. Esto no solo reduce costos de transporte y procesamiento, sino que también aumenta la rentabilidad”.
Argentina, con su capacidad para producir pasto, tiene una ventaja comparativa significativa frente a otros países. Según López Villalobos, aprovechar este recurso es fundamental para mantener bajos los costos de producción y mejorar la competitividad en el mercado internacional.
Producción basada en forraje
El sistema intensivo, aunque genera altos rendimientos, incrementa automáticamente los costos de producción. En contraste, un modelo basado en pastoreo y forraje presenta mayores beneficios económicos y ambientales.
“Argentina tiene un enorme potencial para producir alfalfa y forrajes de alta calidad a bajo costo. Diseñar un sistema de producción lechera sustentado en pasto requiere una vaca que responda a estas condiciones”.
Esto no solo implica seleccionar un biotipo de vaca adecuado, sino también ajustar políticas y sistemas de pago en función de los sólidos útiles, promoviendo la eficiencia en toda la cadena de valor.
Para que Argentina consolide su posición en el mercado internacional de productos lácteos, es fundamental un cambio en la forma de pensar y estructurar la producción lechera. Esto incluye desde la genética de las vacas hasta los modelos de pago y los sistemas productivos.
El potencial del país para producir leche a bajo costo, sustentada en pastos de calidad, es una ventaja significativa. Sin embargo, convertir este potencial en resultados requerirá coordinación entre productores, científicos y la industria láctea.
En última instancia, diseñar “la mejor vaca” no es solo un desafío técnico, sino una oportunidad para que Argentina transforme su sector lechero y compita de manera eficiente en el mercado global.