Maíz: por la sequía se redujo en 4 millones de toneladas la producción
El impacto de la sequía sigue dejando una profunda huella en el campo y el maíz argentino. Según un informe reciente de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la proyección de cosecha de maíz para la campaña 2024/25 se redujo a 48 millones de toneladas, lo que representa una disminución de cuatro millones respecto al potencial en condiciones normales (52 millones de toneladas). Esta caída significa una merma del 8,5 % en comparación con el año anterior y refleja las adversas condiciones climáticas que afectan al sector agropecuario.
Un clima implacable
La falta de lluvias desde diciembre, sumada a altas temperaturas, baja humedad y vientos continuos, ha golpeado especialmente a los maíces sembrados en octubre. En la provincia de Buenos Aires, la situación es crítica: algunas regiones registraron apenas 30 mm de precipitaciones en diciembre, muy por debajo del promedio histórico de 110 mm, lo que redujo drásticamente las expectativas de rendimiento.
Además, el informe de la BCR subraya que la ausencia de lluvias ha sido acompañada por temperaturas extremas, una humedad relativa muy baja y una radiación solar intensa, condiciones que complican aún más el desarrollo del maíz temprano, cuyo período crítico ocurre entre diciembre y enero.
Impacto regional en el maíz
Las proyecciones de rendimiento varían según las regiones del país:
- Córdoba: Se estima un promedio de 87,5 qq/ha, el más alto del país, aunque también necesita lluvias inmediatas para mantener estos niveles.
- Buenos Aires: Con un promedio de 72,3 qq/ha, la situación es alarmante. Agrónomos han reportado un rápido deterioro de las plantas, con hojas secas incluso por encima de la altura de las espigas.
- Santa Fe: Aunque los daños son menores, el promedio estimado es de 78,3 qq/ha.
En total, se calcula que de las 7,8 millones de hectáreas sembradas con maíz, 1,3 millones no serán cosechadas para grano comercial, ajustando el rendimiento promedio nacional a 73,6 qq/ha, según el informe.
La soja, también en jaque
La soja enfrenta un panorama igualmente desalentador. Las siembras de segunda, realizadas después del trigo, están al borde de lo irreversible, con una pérdida masiva de plantas en la región central debido a la falta de agua. En el caso de la soja de primera, las expectativas también son poco prometedoras. La proporción de lotes regulares sigue en aumento en el centro y norte de Buenos Aires, centro y sur de Santa Fe, y Entre Ríos.
La oleaginosa sufre además los efectos de plagas típicas de sequía, como arañuela y trips, sumadas al aborto de flores y estrés térmico severo. La falta de lluvias significativas para revertir esta situación hace que alcanzar rendimientos promedio sea cada vez más improbable.
El informe de la BCR recuerda que la campaña 2024/25 comenzó con incertidumbre debido a amenazas como la chicharrita, un insecto que afecta al maíz y que motivó una reducción del 24 % en la siembra del cereal respecto a la campaña anterior.
Aunque algunas regiones del oeste y sur de Buenos Aires han recibido lluvias en los últimos días, estas precipitaciones son insuficientes para revertir el daño ya causado. Las proyecciones actuales dependen en gran medida de las lluvias en las próximas semanas, especialmente para los maíces tardíos y las sojas que aún intentan desarrollarse en medio de condiciones adversas.
La sequía extrema, combinada con otros factores climáticos, continúa afectando severamente al agro argentino, especialmente a los cultivos de maíz y soja. La disminución en la producción no solo representa un golpe para los productores, sino también para la economía del país, que depende en gran medida de las exportaciones agropecuarias. En este contexto, las próximas semanas serán cruciales para determinar si las lluvias logran aliviar parcialmente el panorama o si el impacto será aún mayor.