Maíz: advierten una caída de la siembra del 17% de hectáreas


La Bolsa de Cereales de Buenos Aires publicó recientemente su informe de precampaña 2024/25 sobre el maíz, confirmando una fuerte caída en la siembra del cereal. Esta tendencia no es exclusiva de la entidad porteña; otras fuentes del sector, como la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, también han proyectado una baja significativa en la superficie sembrada para la próxima temporada.

Los detalles del informe sobre la próxima siembra de maíz

El informe de la Bolsa de Cereales estima que para el ciclo que está por comenzar se sembrarán 6,3 millones de hectáreas de maíz con destino comercial. Esta cifra representa una disminución del 17,1% o 1,3 millones de hectáreas menos que el año pasado. De confirmarse, sería la menor superficie sembrada en ocho años, desde la campaña 2016/17, cuando la siembra aún estaba por debajo de los 6 millones de hectáreas. Esta proyección, sin embargo, está sujeta a varios factores, entre ellos las condiciones económicas, climáticas, y la evolución de las poblaciones de Dalbulus maidis, comúnmente conocida como la chicharrita.

La chicharrita del maíz es el principal factor que preocupa a los productores. Este insecto, que actúa como vector de virus y bacterias que afectan gravemente al cultivo, ha generado una gran incertidumbre respecto a su impacto en la próxima campaña. La propagación de estas enfermedades podría resultar en una considerable reducción de los rendimientos, lo que disuade a muchos productores de sembrar. El informe de la Bolsa de Buenos Aires destaca este riesgo como el más significativo, lo que explica en parte la decisión de reducir la superficie destinada a este cultivo.

El segundo factor que contribuye a esta baja es el clima. Las proyecciones actuales indican un escenario de “Niña débil” o “Neutral frío”, lo que significa que las lluvias podrían ser insuficientes durante el ciclo del maíz. Este escenario climático no solo limita el aporte hídrico necesario para un buen desarrollo del cultivo, sino que también podría retrasar el inicio de las lluvias de primavera, cruciales para una siembra temprana que permita escapar al pico poblacional de la chicharrita. Este retraso potencial en las precipitaciones genera aún más incertidumbre, llevando a muchos productores a replantearse la viabilidad de sembrar en la próxima campaña.

El tercer factor que afecta la decisión de los productores es la rentabilidad. En la campaña actual, la rentabilidad del maíz ha sido ajustada debido a los elevados costos asociados con su producción, lo que presenta un desafío económico significativo. Este factor económico es especialmente relevante en un contexto donde los márgenes son cada vez más estrechos, y donde otros cultivos, como la soja, podrían ofrecer mejores perspectivas de rentabilidad. La alta inversión necesaria para sembrar, sumada a la incertidumbre sobre los rendimientos y el clima, está llevando a muchos productores a optar por cultivos menos exigentes y con menores riesgos económicos.

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El informe de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca refuerza esta visión pesimista. Según sus estimaciones, la superficie total destinada a maíz para la campaña 2024/25, que incluye grano comercial, silaje, uso diferido y otros usos, será un 15% inferior a la de la temporada pasada. Esto se traduce en 1,3 millones de hectáreas menos, pasando de 8,7 millones de hectáreas en el ciclo anterior a 7,4 millones en total. Las razones para esta caída son similares a las mencionadas por la Bolsa de Buenos Aires: las pérdidas causadas por el achaparramiento en la campaña actual, la incertidumbre sobre la repetición de una epifitia de igual magnitud en la próxima campaña, y las condiciones climáticas inciertas para el próximo año.

El panorama para el maíz en la campaña 2024/25 es complejo y está marcado por una combinación de factores adversos. La incertidumbre sobre el impacto de la chicharrita, un escenario climático desfavorable y la baja rentabilidad proyectada han llevado a los productores a reducir la superficie destinada a este cultivo. Si estas proyecciones se confirman, la próxima campaña podría registrar la menor superficie sembrada de maíz en casi una década, lo que tendría importantes implicancias para el sector agrícola argentino.