Las lluvias siguen siendo esquivas y el maíz 2025 enfrenta una crisis
El maíz temprano y la soja de primera enfrentan un panorama preocupante en la región núcleo debido a la falta de lluvias y la llegada de una ola de calor. Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), las condiciones de sequía se profundizan, lo que afecta severamente el rendimiento de los cultivos y amenaza la cosecha gruesa 2025.
El impacto del evento Niña y la falta de lluvias
El consultor Alfredo Elorriaga, de la BCR, destacó que la región se encuentra bajo los efectos de un evento Niña moderado, con un enfriamiento del Océano Pacífico cercano a -1°C, lo que reduce significativamente las probabilidades de lluvias hasta finales de febrero. Esta situación agrava el estrés hídrico en los cultivos, particularmente en el maíz temprano sembrado en octubre, que presenta un 45% de los lotes en condiciones regulares o malas.
El sur de la región núcleo es la zona más afectada, con todos los cuadros en condiciones críticas, mientras que en el noroeste las expectativas aún se sostienen, aunque bajo alerta por falta de agua. En el norte de Buenos Aires, el panorama es incluso más desalentador, con casi el 100% de los lotes en estado regular o malo.
Maíz tardío y soja: bajo amenaza
El maíz tardío, aún en estado vegetativo pero próximo a floración, también enfrenta un estrés hídrico significativo. En áreas como Junín y sus alrededores, los cultivos sembrados con humedad insuficiente podrían caer por debajo de los 50-60 quintales por hectárea si no se registran lluvias significativas en las próximas semanas.
La soja de primera, por su parte, muestra un deterioro marcado, con el 19% de los lotes en condiciones regulares o malas y el 49% en buen estado. En el norte bonaerense y el sur de Santa Fe, donde el estrés hídrico es más severo, las expectativas de rendimiento están tambaleando.
Escenario climático adverso: altas temperaturas y escasas lluvias.
El escenario agroclimático no ofrece alivio a corto plazo. Desde el lunes 13 de enero, las temperaturas máximas podrían superar los 36°C en la región núcleo, con registros aún mayores en el sector sudoeste. La amplitud térmica, que ofreció cierto alivio en diciembre, se reducirá drásticamente, intensificando los efectos del estrés térmico en los cultivos.
Las lluvias de la última semana se concentraron en el oeste del país, con acumulados entre 10 y 70 mm en Córdoba y San Luis, y valores superiores a 100 mm en algunas zonas del NOA. Sin embargo, estas precipitaciones no llegaron al centro-este de la región pampeana, donde las reservas de agua están en niveles críticos. En áreas como el norte de Buenos Aires, se necesitan entre 100 y 120 mm de lluvia para aliviar la sequía.
Perspectivas para la primera quincena de enero
Elorriaga señaló que los pronósticos no son optimistas. Se descartan lluvias significativas hasta el 20 de enero, y la región deberá enfrentar una ola de calor que podría agravar aún más la situación de los cultivos. Este panorama amenaza los rendimientos y podría tener un impacto significativo en la producción de la campaña 2025.
En este contexto, los productores enfrentan desafíos crecientes para mitigar los efectos de la sequía y las altas temperaturas, mientras esperan un cambio en las condiciones climáticas que permita recuperar parte del potencial productivo de los cultivos.