Las lluvias de esta semana revirtieron una difícil situación del campo


Las lluvias de las últimas horas y días, dejaron un cambio climático significativo ha transformado el escenario agrícola en Argentina, especialmente en la zona núcleo. Tras semanas de sequía, un frente de tormentas dejó acumulados de agua que, en algunos casos, superaron los 100 milímetros, beneficiando considerablemente a los productores de trigo, maíz y soja. Este nuevo impulso hídrico ha revitalizado las expectativas productivas, con un cambio drástico en las proyecciones para la campaña gruesa.

El impacto de las lluvias

La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) ha señalado que estas precipitaciones “dan vuelta el partido” contra la sequía que venía afectando al campo. Hasta hace unas semanas, la falta de agua ponía en riesgo cultivos clave como el trigo, que se encuentra en su última etapa de desarrollo, y también el maíz y la soja, dos pilares de la producción agrícola argentina. Cristian Russo, jefe de Estimaciones Agrícolas de la BCR, utilizó una metáfora futbolística para describir la situación: “Veníamos perdiendo 3 a 0 contra la sequía. Con las precipitaciones de la semana pasada, nos pusimos 3 a 2, y con lo que está pasando ahora, pasaríamos a ganar 4 a 3”.

Estas lluvias fueron particularmente generosas en la región núcleo, una de las áreas más productivas del país. Según los registros de la red de estaciones meteorológicas de la BCR, en muchas zonas se superaron los 70 milímetros, alcanzando hasta 90 mm en localidades como María Teresa, Rufino y Canals. Este volumen de precipitaciones es crucial para la recuperación del trigo y otros cultivos que estaban al borde de un retroceso productivo.

Mejores condiciones para la campaña gruesa

El impacto de estas lluvias es especialmente notable para los cultivos de trigo y maíz. El trigo, que se encuentra en sus últimas semanas de desarrollo, recibirá un impulso clave para el llenado de granos, una etapa fundamental en su ciclo productivo. Las precipitaciones también resultan beneficiosas para el maíz, que había estado limitado por la falta de agua. Sin embargo, la siembra de este cereal sigue presentando desafíos. El principal riesgo ahora es que su periodo crítico coincida con enero, un mes conocido por su escasez de agua y altas temperaturas, lo que podría afectar negativamente el rendimiento.

Por otro lado, la soja, cuya siembra se encuentra en sus primeros estadios, verá un impulso importante gracias a estas precipitaciones. Con las reservas hídricas en niveles más favorables, se espera que la siembra de este cultivo cobre fuerza en las próximas semanas. Russo destacó que “con estas lluvias, la siembra de soja va a tomar mucha fuerza”, lo que marca una clara mejora en las expectativas para la campaña gruesa.

Lluvias generalizadas en el país

El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) también informó sobre el impacto de estas precipitaciones en otras regiones del país. Las precipitaciones afectaron de manera transversal todo el centro de Argentina, desde el oeste hacia el este. En Córdoba y San Luis, por ejemplo, algunas zonas recibieron en pocas horas la cantidad de agua que normalmente cae en un mes. En ciertos sectores de Córdoba, las precipitaciones llegaron a superar los 140 milímetros, según datos de la Administración Provincial de Recursos Hídricos (APRHI).

Estas lluvias marcan un antes y un después para el sector agrícola, que hasta hace poco enfrentaba pérdidas considerables debido a la sequía. Si bien el clima sigue siendo un factor incierto, las recientes precipitaciones han mejorado notablemente las perspectivas para la nueva campaña gruesa, especialmente en la siembra de soja y maíz. Los productores ahora cuentan con condiciones hídricas más favorables para encarar las próximas semanas, cruciales para el desarrollo de estos cultivos.

Este giro en el escenario agrícola ofrece un alivio a los productores, quienes ven con mejores ojos el futuro de la campaña. Sin embargo, el monitoreo del clima seguirá siendo clave, ya que las condiciones durante los meses de verano podrían definir el éxito o fracaso de las cosechas.