La faena de marzo registró una caída del 1% y dejó un escenario incierto


La faena argentina de ganado bovino cerró el mes de marzo con un total de 1,02 millones de cabezas, reflejando una caída del 1% respecto a febrero y del 4% en relación al mismo mes del año anterior. A pesar de estas bajas, el análisis ajustado por la cantidad de días hábiles disponibles en el mes muestra un matiz diferente: con esa corrección, la actividad habría registrado un aumento del 10% intermensual y del 7% interanual, lo que plantea una lectura más equilibrada del escenario, según un informe de Senasa.

En este contexto de señales contrapuestas, el comportamiento por categorías revela matices importantes. La faena de vacas, históricamente una categoría indicadora del ciclo ganadero, fue la que más contribuyó al retroceso global, con una disminución interanual del 22%. A distancia le siguieron los novillitos, con una caída del 3%. En contraste, se registraron alzas en la faena de novillos (10%) y vaquillonas (6%), que lograron amortiguar parcialmente la baja general.

Faena, Ganadería
Foto: ValorCarne

Un dato clave del informe es la participación de hembras, que en marzo fue del 45,9%, ubicándose por debajo del promedio de febrero y también inferior al nivel registrado en marzo del año anterior. Este valor representa el porcentaje más bajo en casi dos años, lo cual podría estar anticipando un cambio incipiente en la dinámica del ciclo ganadero.

Señales de cambio en la faena, pero sin definiciones claras

Desde la segunda mitad de 2023, el sector comenzó a evidenciar una desaceleración en la faena, que luego derivó en una retracción más sostenida. Ya en septiembre del año pasado, se vislumbraron los primeros indicios de un punto de inflexión en el ciclo ganadero, aunque el ajuste estructural parece estar ocurriendo a un ritmo mucho más lento que en etapas anteriores.

Faena, julio, agosto, ganadería

A pesar de esa lentitud, algunos analistas del sector sostienen que ya se habría iniciado una fase de recuperación de la faena, impulsada por una combinación de mejores condiciones macroeconómicas, expectativas de mayor estabilidad y el reajuste natural de los sistemas productivos tras un largo período de liquidación de stock.

El comportamiento de la faena está estrechamente relacionado con la política de retención de vientres, los niveles de precios de la hacienda, el clima económico general y, por supuesto, la dinámica exportadora, especialmente hacia mercados clave como China, la Unión Europea y Chile. La baja participación de vacas sugiere una menor liquidación y podría estar anticipando una fase de retención, aunque todavía no se expresa con contundencia en los números globales.

La disminución en la faena de hembras, especialmente de vacas, es una de las señales que suelen leerse como el inicio de una fase de recomposición del stock bovino, es decir, una etapa donde los productores retienen vientres para aumentar la producción futura. No obstante, para que este cambio de ciclo se consolide, se necesitarán varios meses consecutivos con esa misma tendencia y, sobre todo, un entorno económico que ofrezca previsibilidad y rentabilidad.

Faena, Ganadería
Foto: ValorCarne

Perspectivas 2024

Las proyecciones para el resto de 2024 aún son cautelosas. Si bien algunos indicadores sugieren que la faena podría comenzar a repuntar, el camino parece más gradual que en otras oportunidades similares. La estabilidad cambiaria y una inflación más contenida podrían ofrecer un marco favorable, pero el contexto económico general y las decisiones de política agropecuaria también jugarán un papel determinante.

En definitiva, el desempeño de marzo no despeja del todo las dudas sobre el rumbo próximo del sector ganadero. Con señales mixtas entre las categorías, y una leve mejora ajustada por días hábiles, el mes dejó más interrogantes que certezas. El comportamiento de los próximos meses será clave para confirmar si efectivamente se está consolidando un cambio de ciclo productivo, o si aún queda camino por recorrer en esta etapa de transición.