¿La soja en crisis? CREA afirma que solo el 10% sería viable económicamente
La campaña agrícola 2024/25 de la soja presenta un contraste significativo entre la productividad y la rentabilidad. Mientras el trigo se encamina hacia una cosecha destacada y la siembra de granos gruesos avanza sin inconvenientes climáticos, la rentabilidad de cultivos clave, como la soja, enfrenta un panorama alarmante.
Según un informe de CREA, el 90% de la superficie destinada a la soja en Argentina es “inviable” o está al borde del quebranto, reflejando un escenario de precios internacionales bajos, costos crecientes y políticas tributarias que limitan la competitividad del sector agrícola.
Las cotizaciones ajustadas por inflación de los principales granos se encuentran por debajo del promedio de los últimos cinco años. En el caso de la soja (posición mayo), el precio está un 19% por debajo del promedio quinquenal, mientras que el trigo y el maíz muestran caídas del 20% y 15%, respectivamente.
A este problema de precios se suma el incremento de los costos. Las labores de cosecha, presionadas por la inflación, el tipo de cambio y el aumento del gasoil, elevaron las tarifas a 70 dólares por hectárea para la cosecha fina. Esto implica que se necesitan 103 kilos más de cereal para cubrir los costos en comparación con el promedio de los últimos cinco años.
Un panorama crítico para la soja
El informe de CREA establece que solo el 10% de la superficie sembrada con soja logra rentabilidad positiva, mientras que el 66% apenas alcanza el punto de equilibrio (+/- 10%), y el 24% restante opera en números rojos.
Este escenario crítico contrasta con el maíz, que muestra mejores perspectivas. Con rendimientos promedio, el 35% del área sembrada con maíz podría generar ganancias, el 52% alcanzaría el equilibrio y solo el 13% registraría pérdidas.
La clave: rendimientos y contexto internacional
Los rendimientos serán fundamentales para determinar la rentabilidad en la actual campaña agrícola. A nivel internacional, factores como el conflicto entre Rusia y Ucrania y las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China son variables que los productores siguen con atención.
En particular, la soja enfrenta un contexto complicado debido a la elevada relación stock/consumo, que ejerce presión sobre los precios. En el caso del maíz, las lluvias recientes podrían modificar las proyecciones de siembra del cereal tardío, ofreciendo cierto alivio a los productores.
La campaña 2024/25 evidencia las dificultades estructurales que enfrenta el sector agrícola en Argentina. Si bien la reducción de la brecha cambiaria ha mejorado el porcentaje del precio internacional que reciben los productores, las políticas tributarias y los bajos precios globales limitan la competitividad.
En el corto plazo, los esfuerzos deben centrarse en mejorar la eficiencia a nivel microeconómico para sortear los desafíos actuales. Sin cambios estructurales y ajustes en las políticas, la soja, el principal motor del agroexportador argentino, continuará enfrentando un futuro incierto.