La Niña: la fertilización como clave para mejorar la eficiencia hídrica
La importancia de fertilizar cultivos para optimizar el uso del agua en años de clima “La Niña” en un contexto de bajas precipitaciones, fue el foco del estudio del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Este fenómeno climático, caracterizado por condiciones de sequía y temperaturas elevadas, afecta considerablemente la disponibilidad hídrica para la agricultura. Sin embargo, según el informe, una adecuada aplicación de nutrientes aumenta en un 73% la eficiencia en el uso del agua, mejorando la producción y rentabilidad de los cultivos en estas condiciones adversas.
La fertilización y su impacto en la eficiencia del uso del agua
El investigador Hernán Ferrari, del INTA Concepción del Uruguay, Entre Ríos, explicó que la fertilización es una estrategia esencial para sostener la productividad, especialmente en años de sequía. A pesar de la disminución de las precipitaciones, fertilizar cultivos permite maximizar el rendimiento por cada milímetro de agua disponible. “La fertilización mejora la eficiencia del uso del agua, generando más kilos de grano por milímetro de agua aplicada, lo cual es fundamental cuando la disponibilidad hídrica es limitada”, señaló Ferrari.
Los datos del estudio muestran que la aplicación de un balance adecuado de nutrientes, como fósforo (P), nitrógeno (N) y azufre (S), permite aumentar la eficiencia en el uso del agua. En condiciones de clima “La Niña”, este enfoque demostró ser eficaz, asegurando que los cultivos aprovechen al máximo cada gota de agua, algo que resulta vital en campañas de baja humedad como la 2024/25. Ferrari enfatizó que “incluso en condiciones de sequía, fertilizar los cultivos representa una inversión rentable, que incrementa la eficiencia hídrica y contribuye a la estabilidad económica del productor”.
Resultados económicos y productivos en cultivos clave
El estudio también analiza el impacto de la fertilización en diferentes cultivos, como el maíz, que tiene una respuesta particularmente positiva en condiciones de sequía. En un año de clima, la fertilización incrementa los rendimientos del maíz hasta en un 34%, lo que equivale a aproximadamente 2.528 kg adicionales por hectárea. Este aumento en la producción significa un beneficio económico claro para los productores, ya que compensa los costos de fertilización y mejora la rentabilidad, incluso en un contexto climático desfavorable.
Por otro lado, en condiciones climáticas “Niño” o neutras, cuando las precipitaciones son más abundantes, la respuesta con fósforo sigue siendo significativa, aunque en menor medida. En estos casos, el rendimiento puede mejorar hasta un 7% (unos 880 kg/ha). Estos resultados confirman la importancia de adaptar la estrategia a las condiciones climáticas esperadas, maximizando el retorno de inversión según el comportamiento del clima.
La inversión en fertilización: un factor clave en la rentabilidad agrícola
Uno de los aspectos clave que plantea el estudio es la relación costo-beneficio de la fertilización en años de clima “La Niña”. Aunque podría parecer arriesgado realizar esta inversión en un contexto de sequía, Ferrari asegura que los datos económicos y productivos respaldan esta práctica. “En años con baja disponibilidad hídrica, la fertilización permite un uso más eficiente de los recursos y marca una diferencia notable en los rendimientos”, expresó el investigador.
Además, según el análisis económico del INTA, los beneficios de fertilizar en años compensan con creces los costos. La combinación de un mejor rendimiento por hectárea y la eficiencia en el uso del agua hace que la fertilización sea una inversión clave para enfrentar condiciones hídricas restrictivas. Esto cobra aún más relevancia considerando que, con precios adecuados y una demanda sostenida, los ingresos de los productores podrían aumentar sustancialmente.
Perspectivas para el sector agrícola ante un posible año “La Niña”
Con una probabilidad alta de enfrentar un año en la campaña 2024/25, la recomendación del INTA sobre la fertilización adquiere una importancia crucial para los productores agrícolas. A través de esta estrategia, los agricultores no solo pueden sostener la producción, sino también mejorar sus márgenes de rentabilidad, incluso cuando las condiciones climáticas son adversas. Además, el enfoque en una fertilización balanceada y específica para cada cultivo permite una mayor estabilidad en el rendimiento y una optimización de los recursos naturales.
Este enfoque integral y adaptado a las condiciones hídricas proyectadas puede ser determinante para el futuro de la agricultura en Argentina, especialmente en un contexto donde el cambio climático y la variabilidad de las precipitaciones representan desafíos crecientes para el sector.