Invierno 2024: el frío volvió con fuerza y la situación del trigo se complica


La madrugada del lunes trajo consigo nuevas heladas que han generado preocupación en varias regiones productivas de Argentina, particularmente en relación al cultivo de trigo. A pesar de estar acostumbrado a bajas temperaturas, la persistencia de estas sin la llegada de lluvias plantea serios riesgos para el cereal.

Impacto de las Heladas y las Bajas Temperaturas

El inicio de la semana estuvo marcado por registros térmicos que complican aún más la situación del trigo, que ya está enfrentando uno de los julios más secos de los últimos 60 años, según informó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Las bajas temperaturas continúan afectando a las zonas productivas, exacerbando los problemas ya existentes debido a la falta de precipitaciones.

Durante la reciente ola polar a principios de julio, se detectaron daños en lotes de trigo debido a las temperaturas extremadamente frías y prolongadas. Este lunes, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) emitió alertas meteorológicas para zonas del norte de Buenos Aires y Entre Ríos, señalando la gravedad de la situación climática.

Cristian Russo, jefe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la BCR, destacó: “Las temperaturas más bajas se están dando en la zona donde el trigo estaba más complicado”, mencionando que en el norte de la provincia de Buenos Aires se registraron nuevamente -4 grados.

El área dirigida por Russo ya había emitido un informe la semana pasada, indicando que el 40% de la región núcleo había experimentado más de 100 horas con temperaturas por debajo de cero grado en lo que va de julio. Los efectos combinados del frío y la falta de agua están provocando la muerte de plántulas y la aparición de lotes desparejos, especialmente en la zona de Pergamino. Aquí, se dieron de baja ensayos de carinata y se reportaron cebadas muy afectadas por el frío.

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La Sequía: El Problema Subyacente

A pesar de las bajas temperaturas, el principal problema que enfrenta el trigo es la sequía. Desde abril no se han registrado lluvias significativas, lo que ha exacerbado los problemas de humedad en el suelo. “El problema de fondo no es el frío, sino la sequía. Desde abril no llueve. El cultivo de trigo es el más resistente, pero estamos observando muertes de plántulas esta semana porque se están secando y hay lotes muy desparejos y muy escasos de cobertura”, alertaron desde GEA.

Julio se está perfilando para ser uno de los meses más secos en seis décadas, según los datos históricos de la BCR. Esta situación crítica ha generado una gran preocupación entre los especialistas, quienes ven que el clima amenaza seriamente al trigo, que no encuentra respiro debido a las bajas temperaturas y la ausencia de precipitaciones.

Las previsiones meteorológicas para principios de agosto tampoco traen buenas noticias. Las lluvias esperadas para el 6 de agosto no prometen un alivio significativo para la región núcleo, con pronósticos que indican solo unos pocos milímetros en áreas periféricas como Chacabuco. Sin precipitaciones adecuadas en los próximos 15 días, el trigo enfrentará daños aún mayores debido al estrés hídrico y las bajas temperaturas, poniendo en duda la posibilidad de una buena campaña.

La situación actual del trigo en Argentina es crítica. Las nuevas heladas y la sequía persistente están complicando severamente la campaña triguera, con los especialistas expresando una creciente preocupación. La falta de lluvias significativas y las bajas temperaturas continuas están provocando la muerte de plántulas y la aparición de lotes desparejos, especialmente en zonas productivas clave como Pergamino.

El problema subyacente de la sequía, exacerbado por uno de los julios más secos en décadas, está poniendo en riesgo la campaña triguera. Las previsiones para principios de agosto no ofrecen un alivio significativo, lo que aumenta la incertidumbre sobre el futuro del cultivo. Ante esta situación, es crucial que los agricultores y las autoridades agrarias se mantengan atentos a las actualizaciones climáticas y tomen medidas para mitigar los efectos adversos en los cultivos.