Inundaciones en Buenos Aires 2025: estrategias para minimizar pérdidas en ganadería


Las intensas inundaciones que azotaron la provincia de Buenos Aires durante febrero y marzo han generado un grave escenario para la producción agropecuaria. Según un relevamiento de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), alrededor de 2 millones de hectáreas destinadas a la ganadería y la agricultura se encuentran afectadas por anegamientos, con más de 500.000 hectáreas completamente inundadas. Esta situación pone en jaque al sector ganadero, que enfrenta desafíos clave en plena etapa de destete y parición otoñal.

Los partidos más perjudicados incluyen Olavarría, Azul, Benito Juárez, Laprida, General La Madrid, Puan, Tornquist, Bahía Blanca, Coronel Rosales, Guaminí, Adolfo Alsina, Coronel Suárez y Pringles. En estas zonas, las lluvias no solo han complicado el traslado del ganado, sino que también han limitado la siembra y el desarrollo de verdeos y pasturas, fundamentales para la alimentación del rodeo en los próximos meses.

Recomendaciones para mitigar el impacto de las inundaciones en ganadería

Ante esta emergencia, especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) han elaborado una serie de estrategias para minimizar las pérdidas productivas y evitar un deterioro significativo en la producción ganadera.

Inundaciones, ganadería

1. Balance forrajero y planificación alimentaria Los productores deben evaluar con precisión la disponibilidad de forraje y planificar la alimentación del ganado. Se recomienda estimar la productividad futura de las pasturas y verdeos, considerando el impacto de la inundación. En casos críticos, la suplementación con alimentos de alto valor energético y proteico será clave para mantener el estado nutricional del rodeo.

2. Reducción estratégica de la carga animal Cuando la oferta forrajera es insuficiente, se aconseja reducir la cantidad de animales en el establecimiento. La venta de terneros, novillos y vacas vacías puede ayudar a aliviar la presión sobre los recursos disponibles y evitar una caída en la condición corporal del rodeo.

3. Manejo de zonas elevadas Para minimizar el impacto de la humedad, es fundamental trasladar a las categorías más vulnerables, como vacas y vaquillonas en parición, hacia zonas más altas y bien drenadas. Esto no solo previene enfermedades relacionadas con el hacinamiento y el exceso de humedad, sino que también facilita el cuidado de las crías en sus primeras semanas de vida.

Inundaciones, ganadería

Prevención de enfermedades y manejo del destete

Las condiciones actuales favorecen la proliferación de enfermedades parasitarias y bacterianas. Los veterinarios advierten sobre un posible incremento de fasciolasis, sarna y afecciones gastrointestinales debido a la presencia de parásitos en los suelos húmedos. Por ello, es clave intensificar los controles sanitarios y aplicar tratamientos preventivos para evitar la propagación de patologías en el rodeo.

Respecto al destete, este proceso puede verse alterado por la falta de espacios secos y la escasez de forraje de calidad. Se recomienda realizarlo en zonas elevadas, con suficiente espacio para reducir el estrés y prevenir enfermedades respiratorias o digestivas. Además, la adaptación gradual de la alimentación de los terneros será fundamental para evitar deficiencias nutricionales.

Inundaciones, ganadería

Un desafío para la producción de ganadería

El impacto de la crisis hídrica en la ganadería bonaerense dependerá de la duración de los anegamientos y de la capacidad de los productores para ajustar sus estrategias de manejo. Desde el INTA enfatizan la importancia de recurrir a asesoramiento técnico especializado para evaluar las mejores alternativas en cada establecimiento.

Mientras el sector agropecuario sigue de cerca la evolución climática, los productores aguardan medidas de apoyo que les permitan afrontar una de las crisis hídricas más severas de los últimos años. El desafío no solo radica en la recuperación de las tierras afectadas, sino también en garantizar la sustentabilidad de la producción ganadera en un contexto climático cada vez más impredecible.