Ganadería regenerativa 2024: la clave de recuperar el campo natural
En la producción bovina, la eficiencia ha sido el objetivo central para mejorar la obtención de carne. Sin embargo, en los últimos años, la ganadería regenerativa ha emergido como un camino alternativo, enfocándose primero en la salud del suelo y los ecosistemas antes de centrarse en los números productivos.
El Colegio de Ingenieros Agrónomos y Forestales de Buenos Aires (Ciafba) está promoviendo la ganadería regenerativa a través de su Comisión de Agroecología. Esta iniciativa incluye capacitaciones en la Chacra Experimental Blanca Grande, del Ministerio de Desarrollo Agrario bonaerense, ubicada a unos 60 kilómetros de Olavarría. Hasta la fecha, se han impartido tres cursos que abarcan temas como el plan cerrado de pastoreo, la captura de carbono y el mercado de bonos.
Alejandro Giaquinta, director de la Chacra Experimental, explicó en diálogo con InfoCampo que la ganadería regenerativa adopta un manejo holístico con el objetivo de reconstruir los ecosistemas. La planificación forrajera en este contexto tiene dos componentes principales: el plan abierto y el plan cerrado. El plan abierto se aplica durante la época de máximo crecimiento de los pastos, mientras que el plan cerrado se utiliza cuando el crecimiento de los pastos es nulo o bajo.
“Explicamos que en la ganadería regenerativa pensamos en un manejo holístico, donde intentamos reconstruir los ecosistemas y donde la planificación forrajera tiene dos basamentos, uno es un plan abierto y otro cerrado”, manifestó y agregó: “Tenemos que planificar, para recuperar esa vegetación natural y regenerar el suelo. La primera es el plan abierto que es la planificación en la época de máximo crecimiento de los pastos y la otra mitad es donde el pasto deja de crecer y entra en una meseta o una época de nulo o bajo crecimiento, este es el plan cerrado”.
Las jornadas de capacitación de Ciafba muestran cómo planificar el manejo en ganadería regenerativa y evaluar los resultados en el campo. Giaquinta subraya que los campos naturales pueden recuperarse rápidamente debido a su capacidad de resiliencia, incluso en condiciones de pastoreo continuo. Un campo sobre pastoreado tiene raíces cortas y un sistema radicular débil, lo que limita su capacidad de absorción de nutrientes y humedad. La regeneración del suelo implica “alimentar” al suelo mediante la fotosíntesis, donde el dióxido de carbono atmosférico es absorbido por las hojas, impulsando el desarrollo radicular. Cuando el ganado pastorea, una parte de la planta se queda en el suelo, alimentando la microflora y fauna existente.
La Chacra Experimental, en colaboración con la Facultad de Agronomía de Azul, lleva a cabo estudios para evaluar la evolución y recuperación de la microbiología del suelo. Los suelos degradados por pastoreo continuo no tienen la misma riqueza microbiológica que los suelos descansados. Un enfoque innovador es la siembra de escarabajos estercoleros, que incorporan nutrientes contenidos en la bosta en el suelo, facilitando la recuperación de los campos naturales.
La regeneración del suelo crea un círculo virtuoso que aumenta la disponibilidad y diversidad de alimento para el ganado. Si el ganado dispone de buen tamaño de bocado y alimento de calidad, el engorde está asegurado, concluye Giaquinta.
Este tipo de producción se está consolidando como una práctica clave en Argentina para lograr una producción ganadera más sostenible y amigable con el medio ambiente. Según informes, Argentina ya cuenta con más de 78,000 hectáreas bajo sistemas de ganadería regenerativa. Esta cifra se complementa con otros 41,000 hectáreas en Paraguay, 30,000 en Chile y 5,000 en Uruguay, sumando más de 150,000 hectáreas en la región.
La ganadería regenerativa se presenta como una estrategia prometedora para la producción bovina sostenible, centrada en la salud del suelo y los ecosistemas, lo cual, en última instancia, mejora la productividad y sostenibilidad del sector agropecuario.