Ganadería: la fabulosa raza Yak, el guardián de las alturas asiáticas


El yak (científicamente conocido como Bos mutus o Bos grunniens), conocido como “el buey de las alturas”, es un bovino nativo de las escarpadas montañas de Asia Central y el Himalaya. Con su pelaje lanoso y adaptaciones únicas, este ganado es un emblema de la resistencia en ambientes extremos y un recurso vital para las comunidades locales.

Los yaks habitan entre los 4000 y 6000 metros sobre el nivel del mar en regiones como Nepal, Tíbet, Pamir y Karakórum. Su hábitat incluye altiplanicies esteparias y desiertos fríos, donde se encuentran tanto en estado salvaje como domesticados. Estas altitudes extremas convierten a esta raza en el ungulado que asciende a mayores alturas, adaptándose a condiciones de frío extremo y escasez de oxígeno.

Características e historia de Yak

El yak salvaje es un animal imponente, con machos que alcanzan los 2 metros de altura y hasta 1000 kg de peso. Su pelaje largo y denso, que puede llegar al suelo en el área abdominal, lo protege de temperaturas gélidas. Sus cuernos largos y curvados son herramientas para escarbar la nieve en busca de alimento.

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En manadas, las hembras, crías y animales jóvenes se agrupan mientras los machos tienden a ser solitarios o formar pequeños grupos. Durante el invierno, los yaks enfrentan los temporales apelotonándose, con la cola levantada como una bandera al estar excitados. La dieta del yak incluye líquenes y hierbas bajas, y su sentido del olfato les ayuda a localizar pastos frescos.

Los yaks fueron domesticados por más de 3000 años, desempeñando un papel crucial en las culturas de Asia Central. Sus cruza doméstica es más pequeño que su contraparte salvaje, con variaciones en el color y cuernos más cortos. En el Tíbet y otras regiones, se utilizan para transportar cargas pesadas, arar tierras, producir carne, leche y lana, así como para la fabricación de combustible con sus excrementos secos.

La hibridación es común, especialmente entre yaks y las razas de ganadería domésticas, generando híbridos como el dzo (machos infértiles) y el dzomo (hembras fértiles), que son valiosos por su mayor producción de leche.

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Estado de conservación del Yak

Esta raza en estado salvaje está clasificado como “Vulnerable” por la UICN, con menos de 10,000 individuos maduros en su hábitat natural. Las principales amenazas incluyen la caza furtiva, el mestizaje con ganado doméstico y el conflicto con pastores locales. Sin embargo, iniciativas de conservación estabilizaron algunas poblaciones, con reservas naturales importantes en China e India.

Expansión Fuera del Himalaya

Aunque son originarios de Asia, pequeños rebaños de esta raza se introdujeron en América del Norte, Nueva Zelanda y Europa, donde se crían para producción de carne magra, lana y como animales de interés comercial.

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El yak es más que un animal de carga; representa la autosuficiencia de las comunidades de montaña. Su capacidad de adaptarse a condiciones adversas lo convierte en un símbolo de fortaleza y perseverancia. Desde la producción de quesos y mantequillas ricos en grasa hasta su uso en ceremonias religiosas, esta raza sigue siendo una figura central en la vida cotidiana de las regiones montañosas.

Con esfuerzos continuos de conservación y un creciente interés en su cría fuera de Asia, el yak tiene el potencial de seguir siendo un recurso esencial para las generaciones futuras.