Ganadería: advierten sobre la presencia de diplodiosis en maíces

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) emitió una alerta sanitaria para la ganadería por la posible aparición de diplodiosis en rodeos bovinos que consumen maíces contaminados con el hongo Stenocarpella maydis, especialmente en zonas del centro de Argentina. Esta enfermedad, poco frecuente pero altamente peligrosa, puede desencadenar trastornos neurológicos severos e incluso la muerte en animales si no se detecta a tiempo.
El veterinario Germán Cantón, del INTA Balcarce, advirtió que en los últimos días se registraron condiciones climáticas propicias para la proliferación del hongo en los cultivos de maíz. La combinación de un verano con estrés hídrico y recientes lluvias abundantes ha generado un ambiente ideal para el desarrollo del Stenocarpella maydis, el agente causal de la diplodiosis en ganadería.
Según detalló Cantón, se detectó la presencia de hongos compatibles en maíces destinados a pastoreo en distintas zonas del país, lo que aumenta el riesgo de aparición de esta enfermedad en bovinos. “Se ha observado un aumento de plantas con podredumbre del tallo, caída de plantas y espigas con moho blanquecino-grisáceo desde la base, con granos opacos o marrones. Son señales claras de que puede estar presente este patógeno”, explicó el especialista.

¿Qué es la diplodiosis en ganadería?
La diplodiosis en la ganadería es una intoxicación crónica causada por el consumo de maíz infectado con Stenocarpella maydis. Este hongo afecta particularmente a animales que pastorean sobre rastrojos o maíces diferidos, es decir, aquellos que se dejan en pie para su consumo directo por parte del ganado.
Los síntomas en los animales incluyen temblores musculares, incoordinación al caminar y parálisis, especialmente en el tren posterior. En casos avanzados, si los animales no son retirados a tiempo del potrero, la enfermedad puede resultar fatal. Además, se ha reportado una forma congénita de diplodiosis, que afecta a la cría incluso cuando la madre no presenta signos clínicos, lo que representa un riesgo extra para animales gestantes.

La importancia del monitoreo
Frente a esta situación, desde el INTA recomiendan a los productores extremar los cuidados y prestar atención a cualquier signo clínico en sus rodeos de ganadería. Se sugiere realizar recorridas frecuentes por los potreros, observar el estado de las plantas y actuar con rapidez ante la sospecha de infección.
“El monitoreo es fundamental, sobre todo en campos donde se practican rotaciones cortas o cultivos continuos de maíz. Es allí donde el hongo tiene mayor posibilidad de acumularse en el suelo y en los residuos de cosecha”, advirtió Cantón.
Prevención, la única herramienta
Actualmente no existe un tratamiento efectivo para la diplodiosis en ganadería. Por eso, la prevención se convierte en la única vía para evitar pérdidas económicas y sanitarias. Una de las estrategias más recomendadas es complementar la dieta del ganado con forrajes seguros, como rollos o silos, y alternar el consumo de rastrojos con otros recursos alimenticios para reducir la exposición al hongo.

También se sugiere no utilizar para pastoreo aquellos lotes que muestren signos de infección sin antes realizar un análisis. El INTA ofrece la posibilidad de enviar muestras de espigas sospechosas para su evaluación en laboratorio.
Además, el riesgo se incrementa en sistemas de cría, donde la afección a las crías puede tener impacto a largo plazo en la productividad del establecimiento.
La aparición de condiciones favorables para el desarrollo del Stenocarpella maydis y la detección preliminar de hongos en la región central de Argentina reavivan la preocupación por la diplodiosis. Frente a este panorama, los especialistas insisten en la necesidad de un monitoreo permanente y una actitud preventiva por parte de los productores. La detección temprana, el manejo adecuado del forraje y la atención a los signos clínicos pueden marcar la diferencia entre un rodeo sano y pérdidas irreparables.