Ganadería: pautas para proteger a los bovinos ante la ola de calor
Las altas temperaturas y la humedad extrema son condiciones que pueden afectar gravemente el bienestar de la ganadería, especialmente durante olas de calor. Para mitigar los efectos adversos de estos fenómenos y garantizar un entorno confortable para los animales, especialistas del INTA han elaborado una serie de recomendaciones. Estas estrategias abarcan la alimentación, el acceso al agua, el microambiente y el manejo diario, adaptándose a las necesidades específicas de cada especie y raza.
Leandro Langman, investigador del Instituto Tecnología de Alimentos del INTA Castelar, destaca que el estrés térmico afecta severamente las funciones biológicas de los bovinos, quienes, a pesar de ser organismos homeotermos, tienen límites frente a condiciones extremas. Factores como la intensidad, duración y frecuencia de las altas temperaturas determinan la gravedad de estos efectos, que pueden incluir alteraciones metabólicas, problemas respiratorios y disminución en el rendimiento productivo de la ganadería.
Además, la susceptibilidad al calor varía según la raza: los bovinos británicos, por ejemplo, son más sensibles al calor que los índicos o los híbridos como Brangus y Braford.
Prevención y monitoreo meteorológico
El seguimiento de variables climáticas como la temperatura, humedad, radiación y velocidad del viento es esencial en la ganadería. Estas condiciones pueden medirse a través de índices térmicos que alertan sobre riesgos de estrés calórico. Según Langman, el pronóstico del tiempo es una herramienta crucial para planificar actividades como el movimiento del ganado y la alimentación.
“Es recomendable evitar mover a los animales durante las horas de mayor temperatura y programar el suministro de alimento en momentos más frescos, como temprano en la mañana o al atardecer,” aconseja Langman.
La dieta juega un rol clave en la regulación térmica del animal. Durante las olas de calor, los bovinos tienden a reducir su consumo de alimento, lo que exige ajustes en su dieta. Una alimentación adecuada para estas condiciones debe minimizar la carga calórica y, al mismo tiempo, asegurar el cumplimiento de los índices productivos de la ganadería.
Germán Cantón, especialista del INTA Balcarce, advierte sobre los riesgos asociados a micotoxinas, como los ergoalcaloides producidos por hongos en gramíneas. Estas toxinas pueden exacerbar el estrés térmico al dificultar el mantenimiento de una temperatura corporal estable. Por ello, es fundamental evaluar la calidad de los alimentos para detectar y prevenir posibles contaminaciones.
Agua: un recurso indispensable de la ganadería
El agua es otro elemento esencial en el bienestar animal de la ganadería. Durante períodos de calor extremo, el consumo de agua aumenta significativamente, especialmente en temperaturas superiores a 35 °C. Los bovinos deben contar con acceso constante a agua limpia, fresca y a una temperatura cercana a los 18 °C.
La calidad del entorno en el que se encuentran los bovinos es determinante para su confort térmico. Recursos como sombra natural o artificial, sistemas de aspersión y ventilación son fundamentales para reducir el impacto del calor. Estas herramientas ayudan a regular la temperatura corporal de los animales y a prevenir el estrés térmico en los animales de ganadería.
El manejo del ganado debe adaptarse a las condiciones climáticas. Langman sugiere programar las actividades durante las horas más frescas del día y evitar movimientos innecesarios en condiciones extremas. Cada actividad incrementa la temperatura corporal del animal, por lo que su planificación cuidadosa es clave.
El bienestar de los bovinos durante olas de calor depende de la implementación de estrategias integrales que aborden desde la alimentación hasta el manejo diario de la ganadería. La prevención, basada en el monitoreo climático y ajustes específicos, no solo mejora la calidad de vida de los animales, sino que también asegura la sostenibilidad de la producción ganadera. Las recomendaciones del INTA, respaldadas por expertos en bienestar animal, son una guía esencial para enfrentar los desafíos que plantea el cambio climático.