Ganadería: la lluvias fortalecen la recría y calman temores por La Niña


Las lluvias de octubre trajeron alivio y buenas noticias para la ganadería argentina. La mejora en los niveles de humedad del suelo generó condiciones óptimas para la recría a campo, mientras la amenaza de un impacto severo de La Niña parece alejarse temporalmente. Este escenario es una inyección de optimismo para el sector, ya que la disponibilidad de forraje impulsará la ganancia de peso de los animales y aumentará la oferta de carne hacia el final del año, a pesar de que los precios de la carne siguen sin repuntar significativamente.

Lluvias oportunas: un alivio para la ganadería

De acuerdo con el mercado ganadero de Rosario (Rosgan), el impacto de La Niña —que normalmente reduce las precipitaciones y afecta las reservas de agua en el suelo— aún no se manifestó en su totalidad, lo que permitió que el suelo lograra una recomposición hídrica importante en la primavera. Según Rosgan, el mayor riesgo de sequía por el fenómeno de La Niña podría darse recién hacia el final de la primavera o el inicio del verano, una época en la que el desarrollo forrajero ya es menos dependiente de las lluvias intensas que necesita el sector en la primavera.

Gracias a las precipitaciones recientes, los campos dedicados a la ganadería en diferentes regiones de Argentina experimentaron una recuperación notable en la disponibilidad de pasturas. Tanto los potreros naturales como las nuevas pasturas o resiembras comenzaron a mostrar una respuesta positiva, ofreciendo mejores condiciones para la recría a campo.

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Más forraje y más peso: impacto en la producción

La mejora en la disponibilidad de pasto tuvo un impacto directo en las decisiones de los productores ganaderos. La mayor cantidad y calidad de forraje permite a los productores extender los ciclos productivos, lo que favorece la ganancia de peso de los animales a pasto. Además, el ambiente de estabilización económica genera un contexto favorable para que los productores retengan hacienda en el campo por más tiempo, aumentando así los kilos de carne producidos en condiciones naturales.

Desde Rosgan señalan que, en el corto plazo, esta disponibilidad adicional de pasturas no solo ayudará a acelerar la terminación de los animales que están próximos a salir al mercado, sino que también permitirá una mayor producción de kilos provenientes de los campos, en complemento con el suministro ya establecido desde los feedlots. Esta confluencia incrementará la oferta de carne hacia el final del año, ampliando la estacionalidad de la oferta y generando una presión adicional en el mercado ganadero.

Dilema de precios: mayor producción y demanda contenida

Sin embargo, el buen panorama productivo se enfrenta a un contexto de precios deprimidos. En el mercado interno, el consumo se mantiene rezagado, y los precios de la carne mostraron una tendencia a la baja desde hace meses. Según los datos de Rosgan, el novillo se mantiene en un precio aproximado de $2.000, lo que representa una caída del 18% en comparación con el año anterior. Esta situación se debe en parte a una baja capacidad de absorción en el mercado local, que no mostró una recuperación significativa en la demanda.

El mercado de exportación, en contraste, muestra signos de fortaleza, impulsado por una recuperación en los precios de Brasil —a raíz de la menor oferta en la región— y una sólida demanda de importación por parte de Estados Unidos. No obstante, en el mercado doméstico, factores como la inflación y una lenta recuperación de los salarios afectaron el poder adquisitivo de los consumidores, limitando la posibilidad de que el aumento en la oferta de carne se refleje en una subida de precios.

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Un futuro con perspectivas de inversión

A pesar de este contexto de precios bajos, la situación climática favorable podría ser un incentivo para que los productores incrementen la retención de hacienda y aumenten las inversiones en sus campos, promoviendo así el crecimiento de la producción ganadera. Con la posibilidad de que el verano sea menos severo de lo inicialmente pronosticado, los ganaderos podrían enfrentar mejores condiciones para sus operaciones y aumentar la recría a campo, impulsando tanto el rendimiento como la sostenibilidad de sus actividades.

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Este equilibrio entre un clima favorable y un mercado interno débil presenta un desafío para el sector, que deberá encontrar formas de maximizar su producción a pesar de los bajos precios locales, mientras explora oportunidades en los mercados externos. Las lluvias permitieron ganar tiempo y mejorar el panorama a corto plazo, pero será clave que el sector cuente con apoyo financiero y políticas favorables para poder enfrentar las fluctuaciones climáticas y de mercado en el futuro próximo.