Ganadería: cómo reducir la huella de carbono y las emisiones
Reducir la huella de carbono y las emisiones de gases de efecto invernadero en la ganadería es un desafío clave para avanzar hacia una producción más sostenible. Europa, en particular, lidera con sistemas ganaderos altamente eficientes que generan menores emisiones de GEI por kilogramo de carne comparado con otras regiones. Esto se debe en parte a la colaboración entre organismos como CONAFE y diversas entidades del sector ganadero, con iniciativas que buscan optimizar los sistemas productivos.
Fermentación entérica y sus impactos en la ganadería
Uno de los principales contribuyentes a las emisiones de la ganadería es la fermentación entérica, un proceso digestivo en rumiantes como vacas, ovejas y búfalos que produce metano (CH4). Este gas tiene un impacto significativo en el calentamiento global, y la cantidad generada depende de factores como la raza, el peso, la edad del animal, y el tipo de alimentación.
De acuerdo con la FAO, las emisiones de fermentación entérica en la Unión Europea han disminuido más del 50% entre 1990 y 2022, gracias a sistemas de producción más especializados. Sin embargo, el metano sigue siendo un reto, ya que la fermentación entérica representa el 42,6% de las emisiones de GEI de la ganadería.
Estrategias para reducir la huella de carbono
- Manejo del desperdicio de alimentos: Un área clave es la reducción del desperdicio de alimentos, que según la FAO, representa entre el 8% y el 10% de las emisiones globales. Al disminuir las pérdidas, particularmente en productos lácteos y cárnicos (donde se desperdicia hasta el 20% de la producción), se puede reducir significativamente la huella de carbono del sector.
- Nutrición animal y aditivos: El uso de aditivos alimentarios como aminoácidos, enzimas y probióticos ha demostrado ser una solución eficaz para optimizar la digestibilidad de los alimentos y disminuir las emisiones. Por ejemplo, el uso de fitasa, una enzima que mejora la absorción del fósforo, ha permitido una mayor eficiencia alimentaria, reduciendo la necesidad de alimento y, por ende, las emisiones.
- Mejora de la calidad del forraje: Otro aspecto importante es el mejoramiento del forraje. Un manejo adecuado de los pastizales, el uso de especies de pasto más eficientes y la inclusión de suplementos pueden mejorar la productividad animal y reducir las emisiones.
- Tecnologías digitales: Las tecnologías emergentes, como el Internet de las cosas (IoT), el análisis de macrodatos, los drones y la teledetección, están comenzando a transformar la ganadería. Estas tecnologías permiten un monitoreo más preciso de las emisiones de GEI y la eficiencia productiva, lo que abre nuevas oportunidades para reducir el impacto ambiental de las explotaciones.
Innovación genética y longevidad animal
Los programas de mejora genética también ofrecen soluciones significativas. Al seleccionar animales que producen menos metano y tienen una mayor longevidad, se puede reducir la intensidad de las emisiones. Los rasgos de longevidad, como la vitalidad y la supervivencia, ayudan a disminuir la huella de carbono. Asimismo, mejorar la resistencia a enfermedades mediante la selección genética refuerza la eficiencia general del sistema.
Un estudio de la FAO mostró que la implementación de medidas como la vacunación en comunidades pastoriles no solo mejoró la resiliencia climática, sino que también redujo las emisiones totales en un 17% y la intensidad de las emisiones en un 20%.
La reducción de las emisiones de la ganadería requiere una combinación de mejores prácticas en el manejo animal, innovación tecnológica, reducción del desperdicio y mejora genética. La colaboración entre organizaciones y sectores es fundamental para continuar desarrollando sistemas más sostenibles y eficientes. Aunque se han logrado avances significativos, el potencial para seguir reduciendo las emisiones es amplio y dependerá de la adopción de estas estrategias a mayor escala.