Ganadería: cayó más del 2% el stock ganadero argentino


La Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación confirmó un dato que muchos la ganadería ya anticipaban: el stock ganadero argentino volvió a caer. Al 31 de diciembre de 2024, el país contaba con 51.626.909 cabezas de ganado bovino, lo que representa una disminución del 2,2% respecto del año anterior. En términos concretos, son 1,16 millones de animales menos en los campos argentinos.

Los detalles de la caída en el stock de la ganadería

Este nuevo retroceso en la ganadería no es un hecho aislado. Desde 2018 se observa una tendencia descendente en el número de cabezas, apenas contenida en algunos ciclos favorables. A pesar de haber alcanzado los 55 millones de animales ese año, desde entonces el rodeo ha venido perdiendo volumen de manera constante. La última sequía, que azotó al país durante los últimos dos años, terminó de golpear a una ganadería que ya venía debilitada por otros factores estructurales.

Tras la histórica sequía de 2008-2009, que significó una pérdida cercana a los 10 millones de cabezas para la ganadería, el sector nunca recibió un plan nacional de recuperación sostenido. Por el contrario, fue atravesado por años de políticas intervencionistas, restricciones comerciales y un entorno macroeconómico inestable, lo que desincentivó inversiones de largo plazo en infraestructura y manejo productivo. En este contexto, el actual retroceso no sorprende.

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El epicentro de la caída en el stock se concentra en las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Córdoba y Santa Fe, que juntas perdieron más de 850 mil cabezas en el último año. Estas jurisdicciones concentran el 65% del rodeo nacional y aportan el 70% de los terneros nacidos, lo que resalta la gravedad del deterioro.

El número de terneros registrados fue de 14,6 millones, similar al ciclo anterior pero lejos de los 15,1 millones de 2022. Aun así, hubo una leve mejora en la eficiencia reproductiva: la relación ternero/vaca subió a 65,2%, respecto del 63,8% del año pasado. Es el segundo mejor registro de la última década, detrás del 66,7% de 2022.

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Sin embargo, las buenas noticias para la ganadería se diluyen cuando se analiza la situación por categorías. El caso más preocupante es el de los novillos: de los 4,7 millones registrados en 2007, el número cayó a 2,23 millones en 2024. Solo en el último año se perdieron 100 mil novillos, la baja más pronunciada desde 2017. Este fenómeno pone en jaque la capacidad de incrementar la producción de carne, ya que el novillo es fundamental por su peso y rendimiento.

También preocupa la situación de las vaquillonas, esenciales para la reposición de vientres. Desde 2017 vienen en baja y, en los dos últimos ciclos, la caída se aceleró. En 2024, con una faena anual que superó los 4 millones de cabezas, el stock de vaquillonas descendió a 6,88 millones, una pérdida de 475 mil animales respecto del año anterior. Esta cifra está muy por debajo de los 8,25 millones registrados en 2016.

Las vacas también continúan en descenso. Aunque la faena de esta categoría bajó a 2,62 millones en 2024 (tras el pico de 3 millones en 2023), el stock sigue cayendo: cerró el año en 22,08 millones, 324 mil menos que en 2023 y 924 mil por debajo del cierre de 2022.

En total, durante los dos años marcados por la sequía, se perdieron más de 1,7 millones de vientres (vacas y vaquillonas), lo que implica una pérdida potencial de 1,5 millones de terneros. Esta merma afectará directamente la oferta de carne en los próximos ciclos.

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Pese a un contexto climático más favorable en 2025, la elevada faena de hembras jóvenes sigue siendo un foco de alarma. En el primer trimestre del año, se faenaron 980 mil vaquillonas, un 7% más que en el mismo período de 2024. Este número representa casi una cuarta parte de todo lo faenado el año pasado.

Para evitar una nueva caída del stock, se estima que la faena anual de vaquillonas debería reducirse entre 475 y 500 mil cabezas respecto del año anterior. Esto implicaría una disminución del 12% en la faena total de esta categoría. Si se pretende estabilizar el stock, la faena mensual de abril a diciembre no debería superar las 285 mil cabezas, un 17% menos que el promedio de igual período de 2024.

El desafío está planteado: revertir una tendencia estructural en un contexto todavía frágil, donde las decisiones productivas y las señales de política pública serán determinantes para el futuro de la ganadería argentina.