Enfermedades de fungicidas en el trigo: un desafío constante para los productores


Cada campaña fina, los productores de trigo enfrentan un desafío significativo: las enfermedades de fungicidas foliares. Afecciones como la mancha amarilla, la roya anaranjada y la septoriosis del trigo, entre otras, se convierten en un verdadero dolor de cabeza debido a su alta prevalencia y severidad. Según la Red de Manejo de Plagas (REM) de Aapresid, junto con las malezas y los insectos, estas enfermedades pueden impactar entre un 10% y 30% en los rendimientos del cereal, lo que subraya la importancia de un manejo adecuado y oportuno.

El reto de las enfermedades fúngicas

Desde la REM explican que la aparición y severidad de estas enfermedades dependen de la interacción entre un huésped susceptible, un patógeno virulento y un ambiente favorable. Este equilibrio delicado es lo que hace que el control de las enfermedades fúngicas sea tan complejo. “El éxito de cualquier estrategia de control radica en comprender esta dinámica y actuar en consecuencia”, señalaron los especialistas.

En este contexto, los fungicidas se han convertido en herramientas esenciales para combatir estas enfermedades. Sin embargo, su efectividad puede verse comprometida por diversas razones, lo que a menudo lleva a los productores a cuestionar su utilidad y temer la aparición de resistencia.

Factores que afectan la eficacia de los fungicidas

La REM ha identificado varias razones por las cuales un fungicida puede fallar en el control de las enfermedades fúngicas. Entre las más comunes se encuentran:

  1. Sub-dosificación del fungicida: Aplicar dosis menores a las recomendadas o dividir la dosis en varias aplicaciones puede reducir significativamente la efectividad del tratamiento.
  2. Elección inadecuada de la molécula: Usar un fungicida que no sea específico para la enfermedad que se desea controlar puede resultar en un control ineficaz.
  3. Aplicación tardía: Si se aplican los fungicidas cuando los niveles de enfermedad ya son altos o fuera del momento óptimo, el patógeno puede superar la capacidad del producto para controlarlo.
  4. Calidad de aplicación: Una cobertura insuficiente de las hojas o una distribución desigual del fungicida puede llevar a una protección incompleta y, por ende, a una percepción de fallas en el control.
  5. Condiciones ambientales adversas: Factores como la deriva, la evaporación o el lavado del fungicida por la lluvia pueden comprometer la eficacia del tratamiento.

Entendiendo la resistencia a los fungicidas

Un aspecto que genera gran preocupación en el manejo de enfermedades es la resistencia a los fungicidas. En Argentina, ya se ha documentado resistencia de la mancha amarilla a estrobilurinas y cyproconazole, así como una disminución de la efectividad de los triazoles contra la roya anaranjada.

“La resistencia a los fungicidas es un fenómeno evolutivo natural en los patógenos, asociado a una mutación genética que afecta el sitio de acción”, explicaron desde la REM. La resistencia se genera cuando hay un cambio en la susceptibilidad de una población de hongos, lo que lleva al fracaso repetido de un fungicida cuando se utiliza según las recomendaciones.

Este fenómeno depende de tres factores principales: las características del ingrediente activo, la biología del patógeno y las prácticas de manejo agronómico. Por ejemplo, los triazoles presentan un riesgo medio a bajo de generar resistencia, mientras que las estrobilurinas tienen un riesgo medio a alto. En cuanto a las enfermedades, el riesgo varía: es alto para la alternaria, medio para la mancha amarilla y bajo para la roya de la hoja.

Fungicidas, trigo

Buenas prácticas para mitigar la resistencia

Para mitigar el desarrollo de resistencias, los expertos recomiendan la adopción de buenas prácticas agronómicas. Esto incluye la rotación de cultivos, el uso de variedades resistentes, el monitoreo constante y la aplicación correcta y oportuna de fungicidas. Además, es crucial distinguir entre una falla de aplicación y una resistencia real, ya que esta distinción es fundamental para tomar decisiones informadas en el manejo de enfermedades.

En conclusión, las enfermedades fúngicas en el trigo representan un desafío constante para los productores, y el manejo adecuado de fungicidas, junto con la adopción de estrategias integradas, es clave para mantener la salud de los cultivos y optimizar los rendimientos en cada campaña.