Fiebre catarral maligna en bovinos: alertan por la necesidad de medidas preventivas


La fiebre catarral maligna (FCM), una enfermedad viral de curso grave y letal que afecta al ganado bovino y otras especies de rumiantes, generó preocupación entre los productores y expertos en sanidad animal. La patología, que se presenta con fiebre alta y síntomas neurológicos, respiratorios o digestivos, no es transmisible entre bovinos, pero puede desencadenarse cuando el ganado entra en contacto con ovinos, portadores naturales del virus sin manifestar síntomas.

Agentes causantes y transmisión

De acuerdo con la Organización Internacional de Epizootias (OIE), la fiebre catarral maligna es causada por varios tipos de herpesvirus del género Macavirus, siendo los más comunes el gammaherpesvirus-1 alcelafino (HVAI-1) y el gammaherpesvirus-2 ovino (HVOv-2). Estos virus se encuentran habitualmente en animales como el ñu y las ovejas domésticas, que, aunque portadores, no sufren la enfermedad. Cuando el ganado bovino se infecta, especialmente en zonas de contacto entre ganado y especies silvestres, los síntomas son altamente variables y pueden ir desde una forma fulminante hasta una presentación crónica.

Signos clínicos y diagnóstico

Los síntomas de la fiebre catarral maligna incluyen fiebre elevada, pérdida de apetito, lagrimeo y una rinorrea mucopurulenta, que puede empeorar hasta dificultar la respiración. Otros signos característicos son la opacidad progresiva de la córnea y la ulceración de la piel, que en algunos casos afecta el periné, las ubres y los pezones, formando costras endurecidas.

Los cambios en el comportamiento y la aparición de síntomas neurológicos, como ataxia y descoordinación, pueden ser indicativos en etapas avanzadas. Adicionalmente, la enfermedad afecta varios sistemas orgánicos, presentándose erosiones y hemorragias en el tracto intestinal, ganglios linfáticos inflamados, y acumulación de mucosidad en el sistema respiratorio. La confirmación del diagnóstico se realiza principalmente mediante técnicas de PCR para detectar el ADN viral en tejidos afectados, y el examen histológico revela una intensa vasculitis, junto con degeneración epitelial y acumulación de células linfoides en varios órganos.

Fiebre catarral maligna, bovinos
A. Decúbito esternal y secreción nasal mucopurulenta. B. Opacidad corneal. C. Múltiples lesiones erosivas y ulcerativas asociadas con dermatitis costrosa en la mufla. D. Mucosa oral hiperémica con erosiones lineales multifocales.

Impacto en la producción y especies en riesgo

La fiebre catarral maligna no solo afecta al ganado bovino, sino que puede manifestarse también en otros rumiantes, como bisontes, ciervos, y especies exóticas de zoológico. Estos casos fueron reportados en diferentes partes del mundo, especialmente en zonas donde el ganado comparte hábitats con antílopes y ñus, como ocurre en ciertas regiones de África. Estudios recientes también sugieren que los cerdos domésticos pueden ser susceptibles al HVOv-2, al igual que otros rumiantes.

El impacto económico es considerable, ya que los animales infectados suelen tener una rápida pérdida de condición corporal, lo que disminuye su valor productivo. Además, la alta tasa de mortalidad y el riesgo de brotes localizados pueden afectar la viabilidad de los sistemas de producción en zonas donde el ganado bovino y los ovinos comparten áreas de pastoreo.

Prevención y recomendaciones

Dado el riesgo que representa esta enfermedad, expertos en sanidad animal recomiendan medidas preventivas rigurosas. Es fundamental evitar el contacto entre bovinos y ovinos, especialmente en áreas de pastoreo comunes, y mantener prácticas de bioseguridad estrictas en fincas mixtas. Además, el monitoreo constante de síntomas y la rápida identificación de casos son claves para controlar la propagación de la fiebre catarral maligna.

Aunque no existen tratamientos efectivos ni vacunas aprobadas para la fiebre catarral maligna, la implementación de sistemas de vigilancia sanitaria y la colaboración entre productores y organismos de sanidad animal son cruciales. La OIE subraya la importancia de reportar los casos y llevar a cabo estudios epidemiológicos en zonas de alto riesgo para mejorar el entendimiento de esta enfermedad y desarrollar estrategias de prevención más efectivas.

La fiebre catarral maligna representa un desafío significativo para la producción bovina, especialmente en áreas rurales donde el ganado y otras especies susceptibles coexisten. Por ello, se requiere de una respuesta coordinada que combine la investigación, el diagnóstico temprano y las prácticas de manejo preventivo para mitigar los efectos de esta enfermedad en la industria agropecuaria.