Feedlots: el INTA impulsa estrategias innovadoras para su gestión


Desde 2015, el Grupo de Gestión Ambiental en Feedlots (GAF) investiga la gestión ambiental de los sistemas ganaderos intensivos en el noroeste de Buenos Aires. Este grupo de trabajo interdisciplinario está integrado por la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) de INTA General Villegas y Anguil, AACREA (Región CREA Oeste Arenoso) junto con siete empresas del sector del noroeste bonaerense con un fuerte componente en investigación, extensión y difusión.

Marianela Diez, investigadora de la Estación Experimental Agropecuaria General Villegas del INTA, coordina las líneas de investigación dentro del Grupo de Gestión Ambiental en Feedlots, explicó que, desde el GAF, “lo que se pretende es adoptar un enfoque integral que incluye el monitoreo y cuidado del agua, el suelo y el aire, destacando la importancia de la sostenibilidad, promoviendo un entorno más saludable y mejorando el bienestar animal”.

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En cuanto a las áreas de mayor riesgo ambiental, desde el grupo se evalúan e incluyen acciones para mitigar efectos negativos sobre el recurso agua y suelo, principalmente. Entre las prácticas recomendadas se incluyen la limpieza y remoción regular de las excretas acumuladas en el suelo de los corrales sin dañar la “capa negra”, la impermeabilización de canales y lagunas, la valorización nutricional del estiércol y gestión de cadáveres mediante compostaje, y el monitoreo de la calidad del agua freática.

Las claves de la producción de los feedlots

Diez detalló que el monitoreo de la calidad del agua subterránea se realizan “midiendo parámetros como nitratos y fosfatos, lo que permite identificar focos de contaminación puntual o difusa y tomar medidas correctivas”. Una herramienta para evaluar la calidad del agua en los feedlots es la colocación de freatímetros en cercanías a corrales, lagunas, patio de comida. “Estos dispositivos permiten evaluar el impacto de las actividades del feedlot sobre el recurso agua y ajustar las prácticas de manejo”, indicó Diez y concluyó que, la instalación de freatímetros se realizó tras un estudio hidrogeológico previo para conocer el movimiento de flujo sub-superficial, y que “los datos obtenidos se compararon con valores de referencia para garantizar la efectividad de las medidas implementadas”.

En el suelo de corrales monitoreamos la estratificación de variables como la materia orgánica, la conductividad eléctrica, fosforo y nitratos para detectar movimientos de nutrientes y solutos en la zona no saturada del suelo y mediciones de infiltración del suelo asociado a la compactación del corral.

“El estiércol es uno de los residuos estrella en los feedlots”, indicó Diez y agregó que su transformación permite obtener una enmienda orgánica con múltiples usos; entre los más destacados, su aporte de materia orgánica a los suelos permite recuperar ambientes degradados y/o mantener la fertilidad de estos.

En línea con esto, Diez explicó que uno de los grandes desafíos fue la gestión del estiércol, permitiendo transformar un “residuo” en una enmienda orgánica mediante el compostaje. “El compostaje es una de las formas más económicas y efectivas de valorización nutricional de estos residuos”, comentó, y agregó: “Al aplicar el compost en suelos agrícolas, se pudo incrementar los niveles de fósforo en el suelo y otros micronutrientes en el corto plazo, además de recuperar materia orgánica y mejorar la fertilidad en el mediano plazo, beneficiando tanto a los cultivos como a la sostenibilidad de la producción ganadera”.

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“Los estudios recientes demostraron que el compostaje de estiércol en feedlots transformó eficazmente los residuos sólidos en enmiendas orgánicas de alta calidad, cumpliendo con la normativa del Senasa”, puntualizó la investigadora, y agregó que este proceso “permite obtener un recurso valioso para mejorar la fertilidad del suelo y permite la re-circulación de nutrientes dentro del sistema”.

Por otro lado, Diez subrayó la necesidad de un plan de uso agronómico adecuado para el destino final del compost, que considere las necesidades del cultivo, la calidad del compost, y los nutrientes presentes en el suelo; “Es fundamental analizar química y nutricionalmente el estiércol dado que son enmiendas muy variables“, detalló. Este análisis permite ajustar la dosis correcta y no cometer errores en los cálculos y aportes de nutrientes.

Las mediciones en aire son incipientes, apuntan a cuantificar partículas y agregados que se mueven por saltación dentro y fuera de los corrales y su calidad y están lideradas por un grupo de investigación del INCITAP-UNLPam. Según Diez, “la integración de diversas disciplinas en este grupo permitió avanzar sobre otras áreas y ampliar el campo de estudio” y destaca que “el monitoreo de cualquier buena práctica ganadera que se incluya en el sistema es clave y fundamental para anticiparnos a cualquier medida correctiva que haya que ejecutar”.

Fuente: INTA