Feedlots: el cambio en la tendencia que empezó a verse
Los feedlots comenzaron un proceso gradual de vaciado de animales, aunque muchos siguen comprando terneros a pesar de que las cuentas no son favorables. Esta estrategia se debe en parte al bajo precio del maíz y la esperanza de que la inflación disminuya, mejoren los salarios, y la hacienda recupere su valor.
Que pasa con los feedlots
A pesar de las pérdidas acumuladas, los feedlots continúan encerrando hacienda, aunque a un ritmo menor debido a la menor oferta de animales y la difícil situación financiera. Un feedlotero explicó: “Compramos el ternero a 1800/1900 pesos en la zafra, producir un kilo cuesta lo mismo y hoy se vende a ese valor. Si le agregás los costos comerciales, las cuentas no cierran”.
En agosto, según datos de Senasa, ingresaron a los feedlots 396.000 vacunos, mientras que salieron 446.000, lo que marca el inicio de un proceso de vaciamiento que se espera se acentúe en los próximos meses. Desde marzo hasta julio, el encierro superaba a las ventas para faena, pero la tendencia cambió debido a la escasez de terneros.
La oferta limitada impulsó los precios de los terneros. Los criadores ahora venden los machos que se destinan a la recría por 2600/2700 pesos por kilo vivo, mientras que las terneras que compran los feedlots se negocian por 2300/2400 pesos. Estos precios superan la capacidad de pago de los feedlots, pero persiste la esperanza de que el mercado se recupere.
El precio de los novillitos y vaquillonas, que llegó a ser de 2300/2400 pesos por kilo vivo, cayó a 2000 pesos en el Mercado de Cañuelas. Ajustado por la inflación, estos valores deberían estar en torno a los 2800 pesos, lo que refleja un retraso del 30% y una fuerte descapitalización en términos reales.
El proceso de vaciamiento no implica que los feedlots hayan dejado de comprar hacienda, sino que lo hacen en menores volúmenes. La clave para continuar con los encierros es el bajo precio del maíz, ya que actualmente se pueden comprar más de 12 kilos de maíz por cada kilo de ganado en pie, cuando se requieren menos de 10 kilos para producir uno de carne.
Además, muchos feedlots apuestan a una recomposición de los valores en unos tres o cuatro meses, cuando el ganado que están engordando ahora esté listo para la faena y la oferta sea menor que la actual. Las expectativas también están puestas en las festividades de fin de año y en la posibilidad de que el gobierno logre contener la inflación, lo que mejoraría los salarios y estimularía el consumo de carne.
La recuperación de los precios de la hacienda y la carne es una necesidad urgente no solo para los engordadores, sino también para los criadores. De no darse esta recuperación, el precio de los terneros en la próxima zafra podría sufrir las consecuencias de las pérdidas actuales, afectando a todo el sector ganadero.