El girasol crece en la zona núcleo y gana terreno frente a la soja y el maíz en 2025


El girasol comienza a consolidarse como una opción cada vez más atractiva para los productores, en un contexto donde la soja y el maíz dominan las elecciones de siembra en la zona núcleo. La Regional Aapresid de Los Surgentes-Inriville, en el sudeste cordobés, reportó un crecimiento del 10% en la superficie sembrada con girasol respecto a la campaña anterior, reflejando una tendencia impulsada por diversos factores agronómicos y económicos.

Desde la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), explicaron que la expansión del girasol en la región responde a múltiples razones. Por un lado, muchos productores lo adoptaron como una estrategia para sortear los problemas generados por la chicharrita del maíz, cuya proliferación impactó en los rendimientos del cereal en la campaña pasada.

Por otro lado, algunos optaron por el girasol como una alternativa de diversificación de cultivos. La posibilidad de liberar más temprano los lotes permite implementar cultivos de servicio, mejorando la sustentabilidad del sistema productivo.

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El girasol se afianza en Los Surgentes

Según Franco Bardeggia, de la Regional Aapresid Los Surgentes-Inriville, el girasol ha demostrado ser una opción viable en ambientes de menor productividad o en lotes con condiciones adversas, como aquellos cercanos a ríos o con historial de anegamientos.

Los productores Hernán Bizet y Germán Fogante destacaron que la incorporación del girasol en sus esquemas de producción respondió, principalmente, a razones económicas.

“Para un mismo ambiente con similar productividad, el girasol tiene un costo de implantación igual o menor al de la soja y, a su vez, un precio de venta más alto, lo que permite obtener mejores márgenes y mayor estabilidad en los resultados”, explicaron.

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Manejo estratégico del cultivo

Bizet, quien siembra girasol desde hace tres campañas en suelos heterogéneos cercanos al río Carcarañá y el Arroyo Tortugas, remarcó la importancia de un manejo agronómico adecuado para optimizar los rendimientos. Uno de los puntos clave es la limpieza del lote antes de la siembra, ya que el control de malezas como la rama negra y el yuyo colorado se vuelve más complejo una vez implantado el cultivo.

En cuanto a herbicidas, señaló que el girasol es altamente susceptible a los hormonales, por lo que recomienda el uso de paraquat para “resetear” el lote, en combinación con preemergentes como sulfentrazone o s-metolacloro. Además, mencionó el empleo de prometrina en barbechos cortos y la necesidad de incorporar insecticidas residuales al suelo para evitar problemas con plagas.

En lo que respecta a la fecha de siembra, Fogante subrayó la importancia de optar por siembras tempranas para mejorar el llenado de granos. “Cuando la siembra se adelanta, se logra un llenado de granos con mejores condiciones de amplitud térmica, lo que impacta directamente en el peso del grano y en los rendimientos”, explicó.

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Las densidades de siembra en la zona oscilaron entre 50.000 y 55.000 semillas por hectárea, mientras que la fertilización estuvo enfocada principalmente en la aplicación de fósforo, especialmente en áreas con restricciones en la oferta de nutrientes.

Buenas expectativas de cosecha

En la recta final de la campaña, los productores coinciden en que el desarrollo del cultivo ha sido favorable, con buenas precipitaciones durante la fase vegetativa que permitieron un crecimiento óptimo de las plantas.

El periodo crítico transcurrió en un contexto de menor humedad, lo que resultó beneficioso para la fase reproductiva del girasol. Desde Aapresid indicaron que los rendimientos estimados oscilan entre 2.000 y 2.200 kg/ha, valores alineados con los promedios históricos de la zona.

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Si bien el girasol ha logrado posicionarse como una alternativa rentable y eficiente en determinadas zonas, su consolidación en el sudeste cordobés dependerá de múltiples factores. La evolución de los márgenes económicos, la estabilidad de los precios y las condiciones climáticas futuras serán determinantes para que esta oleaginosa continúe ganando terreno en una región tradicionalmente dominada por la soja y el maíz.