El desafío de la soja para recuperar el liderazgo en el mercado en 2025

En un evento organizado por Acsoja, especialistas analizaron la situación de la cadena de valor de la soja en Argentina y sus desafíos para mantener la competitividad en el mercado global. En un contexto donde Brasil y Estados Unidos continúan su crecimiento exponencial, la producción argentina se encuentra estancada, lo que genera preocupación en el sector.
Un contexto de competencia creciente
La soja ha sido históricamente uno de los principales motores de divisas para Argentina, sin embargo, en la última década, mientras la producción en Brasil y Estados Unidos ha crecido considerablemente, la de Argentina se ha mantenido en torno a las 50 millones de toneladas, con un pico de 61,4 millones en 2014/15. En contraste, Brasil duplicó su producción, pasando de 82 a 169 millones de toneladas, y Estados Unidos creció de 83 a 119 millones.
Según el análisis de Preciado Patiño, director de RIA Consultores, la falta de tecnología en semillas, escasa fertilización y la carga impositiva son algunas de las razones del estancamiento argentino. “Estamos perdiendo terreno en un mundo que crece”, advirtió.

El impacto del cambio en el mercado de exportación
Argentina sigue siendo un líder en exportación de harina y aceite de soja, pero su participación global ha disminuido. Entre 2012 y 2024, los embarques brasileños de harina de soja crecieron un 66%, alcanzando 22 millones de toneladas, mientras que los de Estados Unidos aumentaron un 56%, llegando a 16 millones. En el mismo periodo, la participación argentina en el comercio global cayó del 41% al 37%.
El crecimiento del mercado de biocombustibles en Estados Unidos ha impulsado su capacidad de industrialización. Con la construcción de nuevas plantas de crushing, su capacidad se incrementará un 23% para 2026, generando un excedente de harina de soja destinado a la exportación, lo que podría desplazar a Argentina como principal proveedor global.

Factores climáticos y tecnológicos
El clima también ha jugado un rol determinante en el rendimiento de la soja en Argentina. Bruno Ferrari, de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), explicó que la falta de lluvias y temperaturas extremas redujeron la estimación de cosecha de 52-53 millones a 47,5 millones de toneladas en 2024/25. Además, en la última década, cinco de las diez campañas han estado afectadas por la sequía.
Otro desafío clave es reducir la brecha de rendimiento fuera de la zona núcleo, lo que podría llevar la producción a 60 millones de toneladas y optimizar la capacidad de la industria.
Estrategias para revertir la situación
Para recuperar competitividad, el sector debe enfocarse en mejoras productivas y logísticas. Según Ferrari, invertir en infraestructura vial y aumentar el calado de los puertos podría reducir costos logísticos y mejorar la rentabilidad del sector. Además, fortalecer la tecnología en semillas y aumentar la fertilización sería clave para mejorar los rindes.

Por otro lado, Preciado Patiño señaló la necesidad de cambiar la percepción social sobre la soja en Argentina. “Mientras en Brasil y Estados Unidos están orgullosos de su producción, aquí debemos reconsiderar la imagen del sector”, afirmó.
El desafío para Argentina no es solo productivo, sino también político y cultural. De no tomarse medidas, la pérdida de competitividad podría significar una disminución en el ingreso de divisas, afectando la economía del país. Revertir este escenario dependerá de decisiones estratégicas que impulsen el desarrollo de la cadena de valor de la soja en el corto y mediano plazo.