Economía: las altas tasas de interés, el problema que se avecina según Salvador Di Stefano
La economía argentina está en un proceso esperanzador para el gobierno y de incertidumbre para algunos sectores de argentina. El factor financiero será el gran dilema por resolver en los próximos meses. Aunque la atención esté puesta en la cosecha gruesa, el problema de las tasas de interés se hará evidente al momento de planificar la campaña fina 2025/26.
Los desafíos de la economía y del campo para 2025
Así lo indicó el consultor Salvador Di Stefano en una charla con Carlos Etchepare en el canal de Agroeducación, donde destacó que las tasas de interés en pesos son inviables y que los bancos se están beneficiando ampliamente de la situación.
Di Stefano explicó que con tasas de interés en pesos prohibitivas, los empresarios agrícolas deben buscar financiamiento en dólares. Sin embargo, existe un miedo generalizado entre los argentinos de endeudarse en moneda extranjera. Además, empresas agropecuarias con ingresos en pesos, como las ganaderas o lecheras, no tienen la posibilidad de acceder a créditos en dólares.
Según el relevamiento de expectativas del Banco Central (REM-BCRA), se espera una inflación anual del 25,9%, mientras que la tasa efectiva Tamar en pesos de bancos privados se ubica en el 39,5%, generando una brecha positiva considerable. Para Di Stefano, “la tasa de interés en pesos debería bajar al 20%, pero eso no va a suceder”, lo que dificulta el acceso al crédito para el sector productivo.
Recientemente, el Banco Nación anunció una reducción de las tasas nominales para créditos en pesos destinados a Pymes y grandes empresas. La nueva estructura establece un esquema decreciente desde el 28% en el primer año hasta el 22% en el tercero, lo que para el analista no es suficiente para corregir el desajuste financiero.
Di Stefano advirtió que muchas empresas agropecuarias enfrentan dificultades por haber tomado créditos en pesos con tasas de interés ahora desfasadas de la coyuntura actual. En este sentido, recomendó a los productores revisar sus pasivos y renegociar las condiciones si fuera posible.
Otro factor de preocupación es la devaluación programada del 1,0% mensual a partir de febrero, lo que podría impactar en la competitividad de los sectores exportadores y aumentar los costos medidos en dólares. Para el consultor, la política de tipo de cambio controlado perjudica a quienes dependen del comercio exterior. “No es necesario realizar una devaluación drástica, pero sí permitir que el tipo de cambio se ajuste libremente según la oferta y demanda de dólares en el mercado”, explicó.
Con tasas de interés reales positivas y una apreciación del tipo de cambio, Di Stefano anticipó una desaceleración de la actividad económica en 2025. En su opinión, la recesión podría ser severa, con empresas en dificultades debido a la escasez de crédito y altos costos financieros. Esto podría derivar en una caída del consumo, una reducción de precios y un aumento de la desocupación.
Actualmente, las reservas internacionales del Banco Central se encuentran en niveles netos negativos, lo que limita la posibilidad de liberalizar el mercado cambiario sin antes obtener financiamiento externo. Según Di Stefano, posibles soluciones incluyen la obtención de un crédito del Fondo Monetario Internacional (FMI) o la venta de activos públicos mediante privatizaciones, lo que permitiría incrementar las reservas y, eventualmente, eliminar restricciones cambiarias.
El análisis de Di Stefano pone en el centro de la discusión la necesidad de ajustar las políticas monetarias y financieras para evitar un freno en la actividad productiva, garantizando mejores condiciones de acceso al crédito y estabilidad en el mercado cambiario.