¿Por qué Donald Trump arrasó en los campos de Estados Unidos?
La reciente victoria de Donald Trump en zonas rurales de Estados Unidos refleja un respaldo contundente del campo, de los farmers y los sectores productivos del país. Este apoyo masivo, en su mayoría proveniente de estados agrícolas como Texas, Missouri, Iowa y Kentucky, responde a una combinación de factores económicos y culturales que juegan un rol fundamental en la vida cotidiana de estas comunidades.
Factores económicos: inflación y políticas de Biden
Uno de los principales motivos detrás del apoyo rural a Donald Trump es el descontento con la situación económica bajo el gobierno de Joe Biden. Según el consultor Marcelo Elizondo, la alta inflación y la política monetaria expansiva de la pandemia, que impulsó el aumento en los precios, generaron un ambiente de insatisfacción que se tradujo en votos para el candidato republicano. Aunque la inflación comenzó a bajar, los altos precios aún son una carga pesada, especialmente en áreas rurales donde los ingresos dependen en gran medida de la producción agropecuaria.
La percepción de que la política económica de Biden fue insuficiente también afecta a la clase media estadounidense, incluyendo a los agricultores. Los altos costos en insumos y los intereses bancarios elevadísimos impactan el financiamiento de los farmers, quienes dependen de créditos para mantener sus explotaciones. Según Elizondo, esta situación se agrava con la sensación de que la política económica de Biden no favoreció a las pequeñas y medianas empresas.
El proteccionismo de Donald Trump y el apoyo a la producción local
Otro factor clave en la victoria de Donald Trump es su enfoque proteccionista, que prioriza la defensa de la producción nacional sobre los compromisos internacionales en materia ambiental. Trump mostró una postura de apoyo al sector agrícola y al desarrollo de la industria local, lo cual resulta atractivo para muchos productores rurales que consideran las restricciones ambientales como un obstáculo a su trabajo.
El exsecretario de Agricultura Marcelo Regúnaga destacó que la visión de Donald Trump es percibida como una protección frente a los compromisos internacionales sobre cambio climático que se convirtieron en normas en muchos países desarrollados. Este enfoque menos ambientalista y más centrado en el crecimiento industrial local le valió el respaldo de quienes ven con desconfianza las políticas climáticas que podrían restringir su producción.
Valores conservadores: una América rural que se distancia de la agenda liberal
Además de los factores económicos y de protección a la producción local, la victoria de Donald Trump en las zonas rurales también está influenciada por diferencias en valores culturales. En áreas rurales, donde predominan comunidades conservadoras, el discurso de Trump resonó con aquellos que prefieren un enfoque tradicionalista en temas como el aborto y el matrimonio, en contraste con la agenda liberal de Kamala Harris, que es percibida como más cercana a las grandes ciudades y a ideologías progresistas.
El analista Elizondo indicó que la visión conservadora de Donald Trump sobre los valores tradicionales tuvo un papel significativo en su éxito en zonas rurales. Esta brecha cultural, conocida como la “disputa cultural”, refleja la división entre la América rural y urbana, y en esta elección polarizóo aún más a la sociedad estadounidense.
La influencia del “corn belt” y los estados agrícolas
Los resultados en el llamado corn belt, una región clave para la agricultura de Estados Unidos que abarca estados como Iowa, Illinois, Indiana, y Missouri, muestran cómo los agricultores y ganaderos apoyaron abrumadoramente a Donald Trump. Los sectores productivos de estas regiones, que dependen en gran medida del maíz, la ganadería y la producción porcina, ven en el republicano una alternativa que les garantiza menos regulaciones y menos compromisos internacionales, y un enfoque más pragmático para sus necesidades de producción.
Los distritos rurales tienden a ser menos dependientes del empleo público y más enfocados en actividades económicas como la agricultura. Esta realidad influye en su preferencia por políticas menos restrictivas y en su desconfianza hacia agendas que perciben como anti-productivas, a menudo asociadas con políticas ambientales promovidas por el partido demócrata.
Expectativas para el próximo mandato
Para el futuro, Regúnaga anticipa que Donald Trump podría intensificar su enfoque proteccionista y su resistencia a los compromisos internacionales en temas agrícolas, manteniendo una política menos orientada al cambio climático y más centrada en el crecimiento interno. Con una posible mayoría en el Senado, la Cámara de Representantes y el respaldo de la Corte Suprema, se espera que Trump lleve adelante una agenda sólida en apoyo a la producción local y con menor énfasis en la regulación ambiental.
Maximiliano Moreno, director del Instituto de Negociaciones Agrícolas Internacionales, también considera que la reelección de Trump marca el inicio de una etapa donde el proteccionismo estadounidense volverá a ser central. A pesar de que el contexto global es mucho más competitivo y volátil que en su primer mandato, Moreno destaca que el respaldo a Trump en los sectores productivos podría significar una postura más firme frente a competidores internacionales y en la defensa de los intereses nacionales.
La victoria de Donald Trump en las zonas rurales y agrícolas de Estados Unidos se explica por una combinación de descontento económico, una preferencia por el proteccionismo y el rechazo hacia agendas progresistas. Este respaldo evidencia la persistente división entre la América urbana y la rural, y coloca al sector productivo estadounidense, particularmente a los farmers, en el centro de su política. Para los próximos años, es probable que la administración de Trump se enfoque en políticas de apoyo a la industria y la agricultura local, buscando reducir los compromisos internacionales en favor de una economía más cerrada y competitiva.