La cosecha de trigo avanza rápidamente y presiona los precios a la baja


La campaña de trigo en Argentina sorprendió al sector agrícola por sus elevados rendimientos y la rapidez con la que se desarrolla la cosecha. Según Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, este es el ciclo de cosecha de trigo más rápido de los últimos años, con un avance del 40% de la superficie sembrada. Esta rapidez, sin embargo, trajo complicaciones logísticas, generando una presión sobre los precios y un desajuste entre el número de camiones que llevan el grano hacia los puertos y la cantidad de buques disponibles para su exportación.

Un ritmo de cosecha de trigo acelerado

El ritmo de cosecha fue tan rápido que, en el centro-norte del país, el avance está 30 puntos porcentuales por encima de lo normal. Durante la primera parte de la semana pasada, los camiones de trigo que llegaban a los puertos argentinos fueron entre 1.000 y 1.500 por día, un número significativamente mayor al registrado en años anteriores. Sin embargo, las lluvias recientes redujeron esta cifra a menos de la mitad, lo que indica que el pico de presión logística podría haber pasado.

Romano destacó que esta situación es característica del período de cosecha máxima en la región centro-norte, lo que implica que la logística portuaria se ve sometida a un nivel de estrés que presiona a la baja los precios del trigo debido al exceso de oferta en los puertos. La llegada masiva de trigo, sin embargo, no se reflejó en un aumento proporcional en el número de buques, lo que genera un desajuste que contribuye a una de las colas de buques más bajas para esta época del año.

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El desajuste logístico, junto con la elevada oferta de trigo, presionó a la baja los precios. No obstante, la competitividad del trigo argentino también aumentó debido a que los precios más bajos permitieron a los traders cerrar negocios, compitiendo con el trigo ruso que sigue siendo muy activo en el mercado internacional. A pesar de la baja en los precios, los negocios más atractivos para los exportadores argentinos son aquellos que incluyen FOB diferidos, ya que Rusia podría estar cerca de agotar su saldo exportable y Brasil podría requerir mayores importaciones de trigo en la segunda mitad del año.

Por otro lado, la producción de trigo en Brasil se estima en 7 millones de toneladas, por debajo de las proyecciones iniciales de 9 millones, debido a problemas de calidad causados por las lluvias en el sur. Esto podría generar una mayor demanda de trigo argentino en el segundo semestre del año.

El maíz y la soja: perspectivas mixtas

En cuanto al maíz, Romano señaló que el maíz temprano argentino está en buenas condiciones, mientras que las lluvias y la baja presión de chicharrita para el maíz tardío tranquilizan al mercado. Sin embargo, el retraso en la siembra de soja podría afectar la siembra del maíz safrinha en Brasil. Además, el pronóstico de un verano caluroso podría generar períodos secos que afecten tanto al maíz como a otros cultivos.

Por su parte, la siembra de soja en Argentina avanza a buen ritmo, con un 44% del área sembrada hasta el momento, y especialmente en la zona núcleo, donde los avances fueron significativos. Aunque las perspectivas para los cultivos de soja son excelentes, Romano advirtió que las altas temperaturas esperadas para enero, junto con una posible disminución de las precipitaciones, podrían impactar negativamente en los rendimientos.

El panorama para la cosecha de trigo en Argentina es mixto: mientras que los rendimientos son altos y el avance es rápido, la presión logística y la competencia con Rusia llevaron a una baja en los precios. La soja y el maíz también presentan perspectivas favorables, pero el clima caluroso y la posibilidad de sequías podrían generar incertidumbre en el futuro cercano. Los productores deberán mantenerse atentos a los desarrollos climáticos y logísticos para aprovechar al máximo el potencial de la campaña agrícola.