Córdoba se destaca en la radiografía de cultivos de servicios


La Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) destacó a Córdoba en un informe que analiza la adopción de cultivos de servicios en la campaña 2023/2024, revelando un panorama mixto para esta práctica agrícola en Argentina. Aunque la superficie sembrada creció un 2% en comparación con la campaña anterior, alcanzando 453.000 hectáreas, la cantidad de productores que implementaron estos cultivos cayó a su nivel más bajo desde 2016/2017. Este fenómeno responde, en gran medida, a las severas limitaciones hídricas que afectaron la producción durante el ciclo 2022/2023.

Crecimiento en superficie, pero menos productores

A lo largo de las últimas cinco campañas, la adopción de cultivos de servicios había mostrado una tendencia creciente. Sin embargo, desde la campaña 2020/2021, la cantidad de productores comenzó a disminuir, siendo la sequía una de las principales causas de esta caída. En la campaña 2023/2024, solo un 11% de los productores argentinos implementaron estos cultivos, según los datos de la BCBA.

Este descenso se explica por la escasez de agua, un recurso crítico para todos los cultivos, incluidos los de servicios, los cuales necesitan prácticas de manejo eficientes para optimizar su uso. La región más afectada por esta caída fue el centro-norte de Córdoba y el centro-este de Entre Ríos, mientras que se registraron aumentos en el oeste del NEA y el sudeste de Buenos Aires.

Sur cordobés: la zona de mayor adopción

A nivel regional, el sur de Córdoba se destacó como el área con mayor adopción de cultivos de servicios, con un 30% de los productores de la zona implementando esta práctica. Esta cifra duplica los niveles observados en otras regiones del país, como el NOA (Noroeste Argentino), y contrasta fuertemente con los bajos índices de adopción en la zona núcleo.

En cuanto a la superficie sembrada, el sur cordobés también lideró en cantidad de hectáreas destinadas a cultivos de servicios, una tendencia que ha mantenido desde la campaña 2019/2020. En contraste, las regiones con menor adopción fueron Norte de Santa Fe y Centro-este de Entre Ríos.

Composición de los cultivos de servicios

El informe de la BCBA también analiza qué tipos de cultivos de servicios han sido los más utilizados en las últimas cinco campañas. Las gramíneas dominan, representando entre 50 y 72% de las hectáreas sembradas con cultivos de cobertura en cuatro de las últimas cinco campañas. Este grupo de cultivos es valorado por su capacidad para acumular materia seca, que luego se convierte en materia orgánica al incorporarse al suelo. La soja es el cultivo más comúnmente sembrado después de las gramíneas.

En la campaña 2022/2023, sin embargo, las leguminosas adquirieron mayor relevancia, alcanzando un 48% de la superficie sembrada. La vicia, una especie de leguminosa que fija nitrógeno en el suelo, fue la más utilizada durante este ciclo, siendo ideal para cultivos posteriores como el maíz. En esa campaña, el 73% de los cultivos de cobertura fueron seguidos por siembras de maíz, resaltando la importancia de estas plantas en la mejora de la fertilidad del suelo.

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Beneficios y limitaciones de los cultivos de servicios

Los cultivos de servicios ofrecen múltiples ventajas agronómicas. Mejoran la fertilidad del suelo mediante el aporte de materia orgánica y la fijación biológica de nitrógeno, reducen la lixiviación de nutrientes y aumentan la macroporosidad del suelo, lo que favorece una mejor distribución del agua. Además, ayudan a mitigar la erosión hídrica al evitar el escurrimiento superficial del agua.

A pesar de estos beneficios, la BCBA también señala algunos desafíos en la adopción de estos cultivos. Uno de los principales obstáculos es el costo de implementación, que puede ser elevado para algunos productores. Además, muchos agricultores todavía carecen de conocimiento técnico sobre el manejo adecuado de los cultivos de servicios, lo que limita su adopción generalizada.

A pesar de los beneficios que los cultivos de servicios ofrecen para mejorar la salud del suelo y la productividad a largo plazo, su adopción en Argentina ha enfrentado barreras significativas, especialmente debido a las condiciones climáticas adversas. La sequía y la falta de agua disponible han frenado el avance de esta práctica, afectando tanto la cantidad de productores como la superficie sembrada. Sin embargo, algunas regiones, como el sur de Córdoba, continúan liderando en la adopción y superficie destinada a estos cultivos, destacándose como una referencia para el resto del país.

El futuro de los cultivos de servicios dependerá de la implementación de prácticas de manejo más eficientes y la disponibilidad de recursos hídricos. A medida que los productores se familiaricen más con estas técnicas, los cultivos de servicios podrían jugar un rol aún más importante en la sostenibilidad de la agricultura argentina.