China transformará 75 millones de hectáreas en tierras productivas
China ha lanzado una mega obra de infraestructura destinada a convertir 750,000 kilómetros cuadrados de tierras semiáridas del norte en áreas productivas para agricultura y ganadería. Este proyecto, con un costo estimado en 12,500 millones de dólares, busca no solo incrementar la producción alimentaria, sino también cubrir la demanda de agua potable en las ciudades del norte del país. En un contexto de crecientes tensiones geopolíticas, China ve en esta obra una vía hacia su autosuficiencia alimentaria y una estrategia de desarrollo.
Un plan de riego sin precedentes
El proyecto de irrigación contempla una red de canales y túneles que transportarán agua desde las regiones del sur de China hacia el norte, una zona que enfrenta escasez hídrica crónica. La obra clave incluye un túnel que llevará agua desde la represa Tres Gargantas, ubicada en Hubei, hasta el río Han, un afluente del Yangtsé. Desde allí, el agua se redirigirá hacia Pekín a través del Proyecto de Trasvase de Agua de Sur a Norte, recorriendo más de 1,400 kilómetros.
Esta colosal infraestructura superará al Päijänne Water Tunnel en Finlandia, estableciéndose como el túnel subterráneo de agua más largo del mundo. Se espera que el sistema comience a irrigar tierras hacia 2035, y que alcance su capacidad máxima en 2050. Sin embargo, la complejidad de la obra podría extender los plazos de ejecución.
El reto de la autosuficiencia alimentaria en un contexto global desafiante
Aunque alberga al 18% de la población mundial, China solo cuenta con el 9% de la superficie cultivable global, un desequilibrio que intensifica su dependencia de las importaciones para satisfacer su demanda alimentaria. El proyecto de irrigación busca atenuar esta presión permitiendo la producción agrícola en las 75 millones de hectáreas semiáridas del norte, lo que representa un aumento del 80% de la superficie cultivable actual de China.
A pesar de su extensión, estas tierras carecen de la fertilidad de las áreas del sur, por lo que su productividad será menor. Sin embargo, con el apoyo del riego, se espera que la producción de granos aumente en 100 millones de toneladas y que la producción de proteína animal también experimente un impulso significativo. Esta producción adicional es esencial para China, en especial en un momento en el que las disputas geopolíticas podrían complicar su acceso a mercados internacionales.
Ley de seguridad alimentaria y vías alternativas de suministro
En junio de 2024, China implementó su primera ley de seguridad alimentaria, que busca alcanzar la “autosuficiencia absoluta” en cereales básicos, reduciendo drásticamente su dependencia de importaciones. La ley cubre desde la producción y reserva de granos hasta su distribución y procesamiento.
Sin embargo, para diversificar sus fuentes y reducir riesgos en caso de restricciones comerciales internacionales, China emplea tres vías de suministro de alimentos externos:
- Compra directa en el mercado internacional: Mediante transacciones comerciales, China asegura una porción significativa de su suministro de alimentos.
- Producción en terceros países: En África, por ejemplo, China aporta financiamiento y tecnología agrícola para desarrollar tierras, recibiendo parte de la producción para consumo interno.
- Infraestructura en puertos internacionales: China ha invertido en puertos estratégicos como el de Chancay, en Perú, que servirá como un “hub” logístico en Sudamérica, facilitando el abastecimiento de alimentos a través del Hemisferio Occidental.
Estos métodos, junto con el proyecto de irrigación y la Iniciativa de la Franja y la Ruta, son fundamentales para la estrategia de seguridad alimentaria de China. Sin embargo, el país es consciente de los riesgos de depender de factores externos para su alimentación, lo que convierte esta dependencia en un talón de Aquiles en su política económica y de seguridad.
Desafíos y perspectivas
A pesar de la inversión y los avances en ingeniería, China enfrenta desafíos complejos para gestionar los recursos hídricos en el país, en especial considerando la creciente demanda de alimentos y agua. Si bien el proyecto de irrigación es un paso importante hacia la autosuficiencia, la falta de terreno fértil y la presión de una gran población son problemas que persisten.
Este proyecto de irrigación, junto con la nueva legislación y la diversificación de vías de suministro, refleja el compromiso de China hacia la autosuficiencia alimentaria. Sin embargo, la presión demográfica y la menor fertilidad del suelo en el norte sugieren que la colaboración internacional en recursos naturales seguirá siendo relevante en el futuro.