Chicharrita del maíz: el tardío y la clave de enfrentar a la plaga
Con los cultivos tempranos ya a salvo de la chicharrita del maíz, el desafío ahora está en los planteos tardíos, que enfrentan el riesgo de ser afectados por este insecto en un momento de condiciones ambientales favorables para su propagación. Así lo destacó el último informe de la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis, elaborado con datos recogidos en más de 400 localidades entre el 22 de diciembre y el 7 de enero.
El panorama actual muestra diferencias marcadas entre las regiones endémicas según las prácticas de manejo implementadas. Si bien el 91% de las localidades en el Centro Norte y el 97% en el Centro Sur están libres de la plaga, se observan incrementos poblacionales en el NEA y el Litoral. En contraste, el NOA, una de las regiones más afectadas en campañas anteriores, registra un retroceso gracias a controles químicos y el manejo adecuado de maíces voluntarios.
El partido del maíz contra la chicharrita del maíz
Según el informe, los maíces tempranos ya pasaron el periodo crítico de susceptibilidad al achaparramiento causado por la chicharrita. En cambio, los tardíos deben enfrentar a este vector en un contexto de condiciones ambientales predisponentes para la chicharrita del maíz.
“Con los maíces tempranos a salvo, el monitoreo y control de la chicharrita son fundamentales para proteger los cultivos tardíos,” remarca el informe. En el NOA, por ejemplo, el 37% de las 76 localidades relevadas reportó presencia de la plaga, aunque en niveles bajos (1 a 4 adultos por trampa). En el NEA, el 25% de las localidades presentó capturas de adultos, con valores críticos en Formosa, particularmente en la localidad de Perín, que muestra la mayor densidad poblacional de la chicharrita del maíz en el país.
En el Litoral, el 43% de las 39 localidades relevadas registró presencia de Dalbulus maidis, con Corrientes y Entre Ríos como puntos críticos. La coexistencia de maíces tempranos y tardíos en esta región hace imprescindible un monitoreo constante para minimizar el impacto del vector y proteger el rendimiento de los cultivos.
Estrategias de manejo y control
El informe subraya la importancia de intensificar los monitoreos en las áreas donde los maíces tardíos se encuentran en etapas iniciales de desarrollo. En el caso de detectar aumentos poblacionales de la chicharrita del maíz, se recomienda aplicar medidas de control químico para mitigar los riesgos de daños.
Un dato alentador es que los adultos colectados en Chaco para determinar, mediante PCR, el porcentaje de infección con Spiroplasma, causante del complejo de achaparramiento, arrojaron resultados negativos. Sin embargo, el informe advierte que la proliferación de maíces voluntarios y la falta de manejo adecuado en algunas áreas del NEA han contribuido al incremento de la chicharrita del maíz.
En las regiones Centro Norte y Centro Sur, donde la plaga está ausente en la mayoría de las localidades, el informe insiste en mantener un monitoreo frecuente, especialmente en las cabeceras de los lotes. Este enfoque permite una detección temprana y la aplicación de medidas de manejo eficaces.
Trampas cromáticas: una herramienta clave pero complementaria
La Red Nacional de Monitoreo también aclaró el funcionamiento de las trampas cromáticas amarillas utilizadas para capturar chicharritas. Aunque estas trampas son útiles para monitorear las poblaciones del vector, no siempre reflejan con exactitud la situación en los cultivos, especialmente cuando las densidades poblacionales son bajas. Por ello, se recomienda complementar su uso con el monitoreo directo de los maíces.
La red releva cerca de 450 trampas en toda la región maicera del país cada 15 días, sumando datos de Uruguay. Este monitoreo constante permite elaborar informes quincenales que orientan a los productores en la implementación de estrategias de manejo integrado de plagas.
Con los maíces tardíos enfrentando el periodo más crítico, la clave está en intensificar los monitoreos y actuar con rapidez ante cualquier signo de aumento poblacional de la chicharrita. La implementación de prácticas culturales adecuadas, combinadas con el uso de herramientas tecnológicas y el manejo integrado de plagas, será fundamental para proteger el rendimiento de los cultivos y garantizar una campaña exitosa.