Por la chicharrita del maíz, una región argentina sembrará 50% menos
Por la chicharrita del maíz, la provincia de Tucumán y su zona de influencia, que incluye el sudeste de Catamarca y el oeste de Santiago del Estero, enfrentará una disminución significativa en la siembra de maíz en la campaña 2024/2025. Según un relevamiento realizado por el Departamento de Información Agronómica de la Bolsa de Cereales de Córdoba, la superficie destinada a maíz será de 141.000 hectáreas, lo que representa una reducción del 50% respecto a la campaña anterior. La causa de esta drástica caída es el temor a los daños provocados por el complejo de achaparramiento (CSS), una enfermedad transmitida por la Dalbulus maidis.
El temor a la chicharrita y el impacto en el maíz
La decisión de reducir la superficie sembrada está vinculada directamente con la presencia del insecto vector de la enfermedad, la chicharrita, cuya población se ha visto favorecida por el aumento reciente de las temperaturas. En zonas como La Cocha, se ha observado una elevada presencia de maíz voluntario o “guacho”, que sirve como hospedero. Este hecho podría aumentar el riesgo de infección para la nueva campaña.
El complejo de achaparramiento del maíz (CSS) es un conjunto de enfermedades que provoca severas pérdidas en el rendimiento del cultivo, reduciendo el tamaño de las plantas y afectando su capacidad para producir mazorcas. En consecuencia, los productores de la región han optado por disminuir la siembra en un intento por minimizar el riesgo de pérdidas económicas debido a esta plaga.
Aumento de la siembra de soja y sorgo
En contraste con la fuerte caída en la superficie destinada al maíz, la región experimentará un aumento significativo en la siembra de soja y sorgo. Se proyecta que la soja alcanzará 480.000 hectáreas, lo que representa un incremento del 40% interanual, mientras que la siembra de sorgo crecerá un 16%, llegando a 23.000 hectáreas.
Este cambio de tendencia refleja una búsqueda de alternativas más seguras frente a la amenaza, ya que tanto la soja como el sorgo son menos susceptibles a las enfermedades transmitidas por este insecto. Además, los productores buscan aprovechar la mejora en los precios internacionales de la soja y la mayor demanda de sorgo, tanto en el mercado interno como externo.
Otros cultivos también aumentan su superficie
Además del crecimiento en soja y sorgo, se espera un aumento en la siembra de maní y girasol en la región. La proyección para el maní es de 3.800 hectáreas, un 15% más que el ciclo anterior, mientras que el girasol alcanzará 1.300 hectáreas, lo que implica un aumento del 20% interanual. Estos cultivos, aunque de menor relevancia en términos de superficie, también muestran una tendencia positiva, impulsada por buenas condiciones de mercado y rotación de cultivos.
Proyecciones para la campaña 2024/2025
Las proyecciones para los principales cultivos en la región para la campaña 2024/2025 son las siguientes:
- Soja: 480.000 hectáreas (↑40% interanual).
- Maíz: 141.000 hectáreas (↓50% interanual).
- Sorgo: 23.000 hectáreas (↑16% interanual).
- Maní: 3.800 hectáreas (↑15% interanual).
- Girasol: 1.300 hectáreas (↑20% interanual).
Desafíos y adaptaciones del sector agrícola
La reducción en la superficie en esta región refleja cómo los productores están adaptando sus decisiones de siembra a factores climáticos y de plagas. La presencia de la chicharrita y el temor a sus efectos devastadores sobre han obligado a muchos agricultores a buscar cultivos más resilientes y menos expuestos a enfermedades.
Además, la tendencia hacia la diversificación de cultivos es una estrategia clave para mitigar riesgos y aprovechar las oportunidades comerciales que ofrecen mercados alternativos. La soja, por su estabilidad y alta demanda en los mercados internacionales, emerge como el principal refugio frente a la incertidumbre que rodea en esta campaña.
En conclusión, aunque el maíz se verá fuertemente afectado en la campaña 2024/2025 en esta región argentina, los aumentos en otros cultivos como la soja, el sorgo, el maní y el girasol permiten vislumbrar un panorama diversificado que podría amortiguar los impactos negativos de la reducción en la siembra.