Chicharrita del maíz: confirman que el daño fue bajo en la campaña 2025

Un nuevo informe de la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis la chicharrita del maíz trajo alivio, pero también una advertencia. Si bien la presencia de la chicharrita aumentó en todo el país durante las últimas semanas del verano, la plaga llegó demasiado tarde para generar un impacto significativo en los cultivos de maíz de la campaña 2024/2025. Según los especialistas, el verdadero enemigo de esta campaña no fue la plaga, sino los eventos climáticos extremos, como sequías e inundaciones, que redujeron los rindes en muchas zonas productivas.
El impacto de la chicharrita del maíz en esta campaña
El 16° relevamiento de la Red, elaborado entre el 14 y el 28 de marzo de 2025 en 361 localidades maiceras de todo el país, confirma lo que muchos técnicos ya percibían en el campo: la presión de la chicharrita del maíz, vector del complejo del achaparramiento del maíz, creció de forma importante en todas las regiones, especialmente en las zonas endémicas del NOA y el NEA. Sin embargo, casi el 90% de los cultivos relevados ya se encontraban en etapas reproductivas avanzadas o habían sido cosechados, por lo que escaparon al riesgo real que representa la plaga.
“La chicharrita del maíz llegó tarde para causar daño en los maíces de esta campaña”, explicó Alejandro Vera, investigador de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC) y coordinador de la Red Nacional. “A diferencia de lo que ocurrió en la campaña pasada, en esta oportunidad los productores estuvieron mejor preparados. Donde se registraron apariciones tempranas de la chicharrita del maíz, se actuó con rapidez y eficacia para evitar su proliferación”, agregó.

La experiencia adquirida tras los severos daños sufridos en la campaña 2023/2024, en la que el complejo del achaparramiento provocó pérdidas millonarias, llevó a un cambio de enfoque por parte del sector productivo. Las decisiones agronómicas anticipadas, como cambios de fechas de siembra, monitoreos intensivos y aplicaciones dirigidas, fueron claves para reducir el impacto del vector.
No obstante, el informe advierte que la presencia elevada de la chicharrita del maíz en el cierre del verano no debe subestimarse. Los especialistas recomiendan continuar con los monitoreos sistemáticos, tanto mediante trampas como por inspección directa en cultivos, con el objetivo de conocer mejor la dinámica poblacional de la plaga y anticipar su comportamiento en las próximas campañas.
“Es fundamental generar información de calidad que nos permita entender dónde y cuándo se concentran los focos de mayor riesgo”, indicó Vera. “Si abandonamos la vigilancia ahora, corremos el riesgo de que la próxima campaña nos tome desprevenidos”.

Por otro lado, el informe destaca que los principales daños en los lotes de maíz de esta campaña no fueron causados por la chicharrita del maíz, sino por factores meteorológicos extremos. “Tanto la sequía como las precipitaciones excesivas afectaron los rendimientos en distintas regiones, dependiendo del momento fenológico del cultivo y del tipo de evento climático”, señala el documento. En ese sentido, el reporte deja en claro que, al menos por esta vez, Dalbulus maidis no fue el principal problema para los productores.
A medida que finaliza la cosecha en gran parte del país, los técnicos ponen el foco en el análisis de la información recolectada y en la planificación de estrategias para el ciclo 2025/2026. “Estamos frente a una plaga que llegó para quedarse y que exige una respuesta organizada, basada en ciencia, tecnología y articulación público-privada”, concluyó Vera.
La Red Nacional de Monitoreo de Chicharrita, impulsada por el INTA, la EEAOC, universidades y gobiernos provinciales, se consolida como una herramienta clave para anticipar y gestionar riesgos sanitarios en el cultivo de maíz, en un contexto climático cada vez más desafiante.