Chicharrita de maíz sigue ausente pero recomiendan “actuar cuanto antes”


La chicharrita del maíz (Dalbulus maidis) mantuvo su presencia en niveles bajos en Argentina durante la actual temporada de siembra de maíz 2024/25, lo que representa un alivio para los productores que en la última campaña sufrieron graves pérdidas a causa de esta plaga. Según el séptimo informe de la Red Nacional de Monitoreo, en un muestreo de 426 localidades entre el 22 de octubre y el 8 de noviembre, la chicharrita estuvo ausente en el 89,7% de los casos, y en la totalidad de los puntos monitoreados en Uruguay.

El relevamiento, coordinado por la Asociación Argentina de Maíz y Sorgo (Maizar) con el apoyo de entidades como INTA, CREA y AAPRESID, refleja que en las principales regiones de cultivo, el 95% de las localidades no registraron presencia de Dalbulus maidis. En los pocos sitios donde se halló la plaga, los niveles fueron muy bajos, con apenas uno o dos ejemplares por trampa.

En regiones endémicas como el NOA, NEA y el Litoral, donde el vector suele encontrarse a lo largo de todo el año, la situación fue positiva. Sin embargo, algunos focos aislados sí requieren atención temprana para evitar que el insecto prolifere. “En las pocas localidades donde detectamos la chicharrita, es importante actuar de inmediato para controlar su expansión”, sugieren los expertos.

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Factores de riesgo y acciones recomendadas contra la chicharrita del maíz

La presencia de chicharrita en áreas específicas de las regiones endémicas se relacionó con la existencia de maíces voluntarios desde agosto, que actualmente están en el estado fenológico V6. Ante este contexto, Alejandro Vera, investigador de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres de Tucumán, recomienda eliminar las plantas de guacho (voluntarias) para evitar que el insecto utilice estos brotes como criaderos. Esta medida, según Vera, es clave para prevenir una mayor reproducción de Dalbulus maidis en focos donde se detecte la plaga.

Augusto Casmuz, también investigador en Tucumán, señaló que las condiciones actuales son mucho más favorables en comparación con el mismo periodo del año anterior, cuando los niveles de chicharrita ya eran altos en septiembre y octubre. “Hoy, las poblaciones están muy por debajo de los valores de 2023, lo que da una oportunidad de contención en el norte, aunque sabemos que la plaga es endémica y presente durante todo el año en esta región”, explicó Casmuz.

Identificación precisa: la clave para evitar errores

Con el incremento de las temperaturas, el número de insectos de la familia Cicadellidae —a la que pertenece Dalbulus maidis— aumentó en las áreas de cultivo, pero no todos estos insectos corresponden. Los expertos enfatizan la importancia de contar con una identificación taxonómica adecuada realizada por un entomólogo para evitar confusiones y sobreestimaciones de la plaga.

La precisión en la identificación no solo contribuye a un mejor control, sino que también ayuda a optimizar el uso de recursos, ya que un diagnóstico erróneo puede derivar en aplicaciones innecesarias de tratamientos fitosanitarios, aumentando los costos y el impacto ambiental.

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El escenario actual es alentador para los productores de maíz, especialmente si se mantiene la ausencia generalizada de la plaga y los focos detectados logran controlarse a tiempo. Las temperaturas en aumento, sin embargo, podrían modificar la situación y demandarán monitoreos continuos para asegurar que la chicharrita no represente una amenaza mayor.

En conclusión, aunque los niveles de chicharrita son bajos en comparación con años anteriores, las recomendaciones de los expertos destacan la importancia de mantener la vigilancia y actuar con prontitud en las zonas donde se detecten focos. De este modo, se espera evitar daños significativos y asegurar una producción de maíz más estable y sostenible en el ciclo 2024/25.