“No a la carne desde la Argentina”: la polémica frase de una funcionaria de Donald Trump


Una declaración de la secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, encendió las alarmas de la carne y del sector cárnico argentino. En plena escalada proteccionista impulsada por el presidente Donald Trump, Rollins expresó que la administración norteamericana priorizará a sus productores, y mencionó explícitamente que no se dará preferencia a “la carne desde la Argentina”. Si bien no se trata aún de una medida oficial, la frase sembró preocupación en un mercado clave para las exportaciones argentinas, que viene ganando terreno desde su reapertura en 2019.

En declaraciones públicas, Rollins remarcó que el objetivo de su gestión es “poner a Estados Unidos primero”, y en ese marco mencionó que no se dará prioridad a productos provenientes de potencias como China o India, pero tampoco a bienes de países como Argentina y Canadá. “No a la carne desde la Argentina, no a los productos lácteos de Canadá”, señaló la funcionaria, alineándose con el enfoque proteccionista del actual gobierno.

Un mercado de la carne en crecimiento que podría verse afectado

Argentina logró volver a exportar carne bovina a Estados Unidos en 2019, luego de 17 años de ausencia provocada por la crisis de la fiebre aftosa. Aquel regreso fue fruto de intensas negociaciones bilaterales y permitió ingresar a un contingente libre de aranceles de hasta 20.000 toneladas anuales.

Carne, Argentina, Donald Trump

Desde entonces, el comercio entre ambos países fue en ascenso. De acuerdo con datos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), en 2024 Estados Unidos fue el quinto destino en volumen para la carne nacional, con 33,7 millones de kilos peso producto, lo que representó un incremento del 43,5% en comparación con 2023, y generó divisas por 188,4 millones de dólares.

Los frigoríficos argentinos han apostado fuerte a ese destino, no solo por su volumen, sino también por los buenos precios y la diversificación que representa frente a otros mercados, como China o la Unión Europea. En ese sentido, cualquier cambio en la política comercial norteamericana podría tener un impacto significativo en la rentabilidad del sector.

El conflicto comercial global como telón de fondo

Las declaraciones de Rollins llegan en un contexto de creciente tensión comercial a nivel global. Estados Unidos y China están inmersos en una “guerra de aranceles” que se ha intensificado en las últimas semanas. Trump elevó hasta un 125% los gravámenes para productos provenientes del gigante asiático, y el gobierno de Xi Jinping respondió con la misma moneda, subiendo sus aranceles al mismo porcentaje.

Donald Trump, mercado de granos

Desde el Ministerio de Finanzas de China, calificaron las políticas arancelarias de Trump como una “broma en la historia de la economía mundial”, y advirtieron que, de continuar la presión, el país oriental “contraatacará con determinación y luchará hasta el final”.

En este tablero de disputas globales, Argentina aparece como una ficha más. Aunque el país sudamericano no es un actor central en el conflicto entre Washington y Beijing, su sector agroexportador podría verse perjudicado si la Casa Blanca avanza con medidas que restrinjan las importaciones en general, o si el proteccionismo se traduce en trabas específicas para productos como la carne bovina.

Javier Milei, CPAC, Trump

Incertidumbre para el sector exportador

Aún no se conocen medidas concretas que impidan el ingreso de carne argentina a Estados Unidos. Sin embargo, la señal enviada desde el círculo íntimo del presidente Trump preocupa a los exportadores. La industria cárnica local ha realizado grandes inversiones para adecuarse a los estándares sanitarios y comerciales exigidos por ese mercado, y una eventual barrera comercial sería un duro golpe para la cadena de valor.

Por ahora, el sector permanece en alerta y analiza los pasos a seguir. Desde el IPCVA y otras entidades del agro, se evalúa la necesidad de reforzar el diálogo con autoridades estadounidenses y monitorear de cerca cualquier cambio normativo. La frase de Rollins, aunque no vinculante, marca un posible giro en la política comercial de uno de los principales mercados del mundo, y Argentina deberá estar preparada para enfrentarlo.